Por los años ochenta trabajaba yo en Málaga en la empresa Prosegur. El jefe de la delegación era un señor pequeñito, con bigote y aparentemente muy simpático que, además, vivía muy cerca de mi casa. Los días en los que conseguíamos cuadrar caja temprano, me invitaba a traerme a casa en su coche, y a mis 18 años, inocente y confiada, pues claro, tratándose del jefe, ahí que me venía yo con el buen hombre. Al cabo de unos meses, dicharachera que es una, pues ya habíamos adquirido cierta confianza y una noche, al dejarme en la puerta de mi portal, se me lanza encima como un poseso intentando besarme con más torpeza que destreza y con más poca vergüenza que lealtad a una niña tan joven. Como pude me zafé de sus "garras" y a la mañana siguiente los dos actuamos como si nada hubiera pasado. Jamás volví a mirarle a los ojos y nunca volví a casa en su coche.
En el 2005, ya en Sevilla y con mis dos infantas conmigo, en esos horribles horarios de adaptación al cole de los niños, estamos Arelisa y yo esperando a que salga Candela del colegio en los Jardines de Murillo sentadas en una de las glorietas. Trasteaba un chico joven de mantenimiento del Ayuntamiento por nuestro alrededor limpiando arbustos y de pronto, se pone enfrente de nosotras, se baja los pantalones y otra vez, con muy poco respeto sobre todo a una niña pequeña, nos muestra sus atributos como si de un trofeo se tratara. Cogí a mi niña y salimos corriendo más sorprendidas que avergonzadas.
Y así, al igual que infinidad de mujeres, podría seguir contando anécdotas "curiosas" sobre cómo piensan algunos hombres del papel en nuestra sociedad de las mujeres. La vida me ha demostrado que no todos son así y basándome en el respeto que mi entorno siempre ha procesado a la mujer, he huido constantemente de hombres que no merecen llamarse así.
Tengo la gran fortuna de tener muchas amigas. He tenido la suerte de conocer a muchas mujeres. Pues bien, ni siquiera una de ellas ha pensado nunca en hacer daño físicamente a un hombre, en abusar sexualmente de él, en aprovecharse de su superioridad intelectual, económica o social. No digo que no las haya, pero yo no las he encontrado. Tengo amigas que nunca han renunciado a la responsabilidad de ser hijas, esposas o madres. Conozco a muchos hombres que constantemente incumplen esas obligaciones.
Con todo esto lo único que os quiero decir es que a lo largo de mi vida he aprendido a ser mejor persona gracias a los referentes femeninos con los que he tenido la gran suerte de encontrarme, de mamar de ellas, de aprender de ellas, de sufrir con ellas y sobre todo, de reír con ellas.
Y de pronto, cuando parece que el cupo de amigas que ocupan tu corazón está cubierto, aparece en mi vida, como un regalo extra por no sé muy bien por qué buena acción, un grupo de 9 mujeres valientes que me hacen ponerle una sonrisa diaria a la vida en un momento en el que, cansada ya un poco de leer eslóganes que corren por las redes sociales de mujeres influyentes donde nos invitan a querernos a los 50, 60, o 70 años, he decidido, efectivamente, quererme. Y quererse no es más que reivindicar la capacidad de seguir caminando con cierta dignidad y sin casi ningún pudor por el qué dirán. Estas mujeres que han llegado a mi vida me reafirman en mi pelea a veces no comprendida de la igualdad de género, sintiéndome ( lo siento) muchas veces muy superior al hombre en el amor, la entrega, en compartir sentimientos y vivencias, en, dentro de nuestra complejidad, ser sinceras, amables y generosas. Y oye, a mi Santo, que desde su particular forma de ver el mundo me observa y sé que admira en silencio, sé que le gusta, sé que sabe que esta influencia en nuestras hijas es un soporte fuerte y vital para sus caminos.
Gracias mis Queens del alma, porque estáis, sois, exigís, dais y vivís con exigencia y entrega, con templanza, sosiego, rapidez y trabajo. Porque somos 10 madres muy locas que nos gustamos. Y porque compartir es un regalo igual de grande que vosotras.
INGREDIENTES:
1 lata de mejillones al natural
7 palitos de surimi
4 anchoas
4 cucharadas de mayonesa
PREPARACIÓN:
Machacar todos los ingredientes con un tenedor y remover para que se mezclen bien. Ya está, listo para comer con rebanadas de pan tostado.
Podéis Decorar con falso caviar, porque si usáis caviar del bueno, Iraní o Ruso, pues como que no haríais un falso txangurro, digo yo....
Esta receta me la regaló la Queen más elegante: mi Pepa. Gracias amore...
Bueno, pues ésto es lo último que hemos hecho las Queen. Espero que disfrutéis.
Pues mi querida Feli, ya no leo libros, ahora espero ansiosa tus recetas llenas de caminos de tu vida que me enriquecen y me enseñan muchísimo y tengo el mismo sentimiento que cuando leí mi primer libro, El Camino, me traslada no a otra etapa de la vida, sino a otra forma de experimentar los sentimientos.
ResponderEliminarDeseando de volver a leerte, porque ahora, tú, eres mi libro.
Te quiero
Por cierto le he dicho a mi otra mitad que esta receta me la tiene que hacer, aunque como es sencillita lo mismo la hago yo
Ay, reina poderosa, amiga sabia, escritora reflexiva, cocinera maternal y, sobre todo, mujer valiente, sincera y risueña. Toda la razón es tuya. Hace tiempo que elegí pasar más de mi tiempo con mujeres, sin excluirles a ellos, de los que vivo rodeada. Ellas ,las más intensas, las generosas, las achuchadoras, las que se preocupan por hacer felices a los que les rodean, las creativas, las deshinibidas, las que bailan, las que discuten, pero, sobre todo, "las que ríen de frente a la vida". Un hurra por las reinas del baile que andamos entretejiendo una gran familia.
ResponderEliminarGracias por la parte que aportas. Malos comienzos auguran grandes recorridos.
Un abrazo veraniego.