viernes, 2 de febrero de 2018

EMPANADA GALLEGA DE ATÚN





Estoy viendo la serie The Crown en Netflix. Para aquellos que queráis ver cómo puñetas se mantienen las monarquías en países tan demócratas y desarrollados como los europeos, os la recomiendo.

Pues bien, al hilo de lo que a veces os comento de cuan difícil es entender este tinglado llamado mundo con esta curiosa humanidad pululando por él, en uno de los episodios, aunque ya sabido, de nuevo comprobé qué torpes somos cuando actuamos como masa.

Os cuento. La princesa Margarita, hermana de la actual reina de Inglaterra, Isabel, se enamora de un lacayo que estuvo al servicio de su padre y que además se divorcia después de que su santa señora le pone los cuernos. La lógica convulsión que supone este hecho se desarrolla de forma discreta en sus inicios pero la prensa interviene y sale a la luz convirtiendo a la pareja en muy poco tiempo en la más popular y querida por todos los súbditos del reino. Margarita pide permiso a su hermana para casarse, y ésta, aunque no se niega e intenta por todos los medios complacer a su hermana, convencida, además, de que no hace daño a nadie casándose con quién le de la gana, debe consultar con el primer ministro y sus asesores.

De pronto se genera una situación muy difícil a nivel político y familiar. Isabel se debate entre la obligación de cumplir la palabra dada a su hermana y la ley eclesiástica que impide que un divorciado pueda volver a casarse. Ya sabemos que en Reino Unido la cabeza de la iglesia es la reina, por lo tanto, en manos de ella está hacer que se cumpla la ley o no.

Isabel, muy presionada por su hermana, por su marido Felipe que le exige un poco de humanidad en éste y otros muchos temas, por la prensa que no para de inquietar el buen ambiente del reino y por las masas que encandiladas por la historia de amor de Margarita, exige que la corona se modernice y deje entrar aires nuevos para adaptarse a los tiempos que corren, atraviesa una gran crisis emocional reflexiva; muy reflexiva. Escucha todos los puntos de vista; analiza la situación; sufre por el dolor de su hermana; siente que su amado esposo se aleja de ella por tener que asumir tanta responsabilidad y en su debate interno, gana el amor y respeto a la corona!!.

Esta es la historia, que no se si se ciñe a la realidad o está edulcorada. Y mi aprendizaje ha sido que, al día siguiente de enfrentarse a todos los suyos tomando la decisión de no dejar que su hermana se case y convencerla de que renuncie a su amor manteniéndose al lado de la familia, la casa real lanza un comunicado a la prensa con la noticia y aquellos que reclamaban que fuera laxa con la ley, ahora vitorean su honestidad hacia una institución que debe mantenerse firme y estricta pese a quien pese y guste a quien guste.

Y yo, una vez más me asusto ante lo cambiante que somos dependiendo de cómo vaya el aire; de cómo nos manipulan aquellos que manejan el tinglado y de lo poquita cosa que somos...; de verdad!. 

INGREDIENTES:

Para la masa:

Unas cucharadas de aceite del sofrito
40 gramos de levadura prensada de panadería.
200 ml. de agua templada
450 gramos de harina de fuerza de trigo
100 gramos de harina para trabajar la masa
1 cucharadita rasa de sal


Para el relleno:

2 pimientos rojos grandes
3 cebollas
3 huevos
4 latas de atún en aceite de oliva buenas
Salsa de tomate frito
Un puñado de piñones
Sal

PREPARACIÓN:

Relleno:

Ponemos al horno o en papillot los pimientos rojos. Cuando estén listos, los sacamos, cortamos en tiras y reservamos.

En un recipiente con agua ponemos a cocer 2 de los huevos. Cuando estén listos, apartamos y reservamos.

En una sartén ponemos un poco de aceite y el jugo que han dejado los pimientos asados y sofreímos las cebollas cortadas en juliana. Cuando empiecen a transparentar, añadimos los pimientos en tiras, las latas de atún, los huevos cortados en trozos pequeños, los piñones pelados y la salsa de tomate. Damos unas vueltas y ponemos a escurrir para que la empanada no quede aceitosa. Reservamos.

Para la masa:

Disolvemos la levadura en agua templada y dejamos reposar unos 2-3 minutos. Remover.

Ponemos la harina en un bol y hacemos un agujero en medio donde vertemos la levadura disuelta en agua; remover con una cuchara de dentro hacia fuera. Añadimos unas 4/5 cucharadas del aceite que ha escurrido el relleno y la sal. Remover.

Ahora pasamos la masa a la encimera y vamos amasando como unos 15 minutos espolvoreando harina a demanda. La dejamos hecha una bola que no se nos pegue a los dedos. Yo no usé los 100 gramos de harina para trabajar la masa.

Enharinamos un bol, metemos la bola y la tapamos con un paño de algodón un poco húmedo. Si es invierno, poner al lado de algún foco de calor para que esté templado, sin que le dé el calor directamente. Dejar reposar una hora. Veremos que la masa ha doblado su tamaño. Amasamos de nuevo y dividimos en dos.

Con el rodillo damos forma a la base de la empanada a nuestro gusto. Debe quedar una capa fina.

En una bandeja de horno, cubrimos con la masa, echamos el relleno, cubrimos con la otra parte de la masa bien extendida, doblamos con los dedos para "coser" las dos partes, pinchamos con un tenedor, decoramos y pintamos con un huevo batido nuestra empanada.

Al horno al menos una hora a 150/180 grados. Ya sabéis, depende de vuestro horno deberá estar más o menos tiempo.

Yo esta vez me he pasado con la decoración. Me costó cortarla luego sin que se desmoronara. Os recomiendo una decoración menos barroca....jajajaja!!


Dios salve a la reina.... (ohhh!!! jjajajaja)



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