Qué os voy a contar que no sepáis a la mayoría de las personas que tan amablemente visitáis mi blog; pues que cada vez hacen las tallas más pequeñas. En nada de tiempo hemos pasado de la 38 a la 42, verdad?, y eso no es culpa nuestra, es que los patrones de la ropa cada vez los hacen más parecido a las medidas de los orientales, que como todos sabemos, los hacen ellos y además son mucho más pequeños que los españoles.... jajajaja!!!!.
En fin, que cada cierto tiempo debemos escuchar a ese pantalón vaquero que no te permite ni sentarte en condiciones en el sofá y hacerle caso: un tiempo de control de comidas. Y en esas estamos en esta mi santa casa, porque si la mamma se controla, aquí se tiene que controlar hasta el tato.
Todos sabemos qué debemos y qué no debemos hacer a la hora de la ingesta diaria de alimentos, pero de vez en cuando, el diablillo que siempre nos acompaña, nos incita a hacer lo que no debemos o al menos lo que nuestro cuerpo evidencia de forma que no nos gusta.
Pues nada, como a mí cocinar a la plancha me aburre treméndamente, intento hacerle caso a la comida de mi madre, que nunca falla. Así que hoy, recurriendo a una vieja receta de ella que siempre hacía para la Semana Santa, comeremos garbanzos con espinacas pero descafeinado. Ya os pondré la receta original. Es con bacalao desalado y un poco más historiado.
INGREDIENTES:
Garbanzos
Espinacas frescas
Cebolla
Ajos
Pimiento rojo o verde
1 tomate
1 hoja de laurel
Cominos
1 patata
Una cucharada de postre de pimentón dulce de la Vera
1 vaso de vino blanco o rosado
PREPARACIÓN:
Ponemos en remojo la noche anterior los garbanzos en agua un poco templada y con una pizca de sal. Las medidas que yo uso son dos puñados de garbanzos de los míos por comensal.
Por la mañana, tiramos el agua del remojo y echamos los garbanzos en una olla, ponemos agua hasta cubrirlos, una hoja de laurel, 2 dientes de ajos sin pelar y rajados y unas bolas de pimienta negra. Al fuego, esperar que hierva y espumar unas 2-3 veces. Si usáis la olla a presión, cerrarla y a partir de ahora, una hora hirviendo. Abrir la olla y si veis que todavía "bailan" mucho los garbanzos, seguir en el fuego un poco más de tiempo. Es el momento de añadir las acelgas cortadas en pequeño y partir la patata en cuatro trozos y a la olla. Tener en cuenta que los garbanzos no hacen una salsa espesa. La patata hará que el caldo tenga más cuerpo. Dejar al menos 15 minutos para que la patata y las acelgas estén en su punto.
Mientras hacer un buen sofrito abundante y en su tiempo con la cebolla, pimiento, ajos y 1-2 tomates rallados. Ya sabéis que en este tipo de guisos el sofrito es fundamental. Primero echamos la cebolla con dos ajos cortados en láminas y cuando empiece a transparentar, añadir el pimiento cortado muy pequeño. Dar vueltas y añadir el tomate rallado. Esperar que se haga bien.
Hacer un majo con otros 2 ajos, la sal, el comino y el pimentón. Cuando esté bien majado todo, añadir el vino y echarlo todo en el sofrito. Remover para que todos los ingredientes se unan y esperar unos minutos que se evapore el alcohol.
Echar el sofrito en los garbanzos, remover bien, dejar 4-5 minutos en el fuego para que todo se una y a comer... Es perfecto como plato único. De postre una fruta o yogur para que neutralice las flatulencias de la tarde y listo!!!. jajajaja....
Esta belleza que veis es la madre que me parió. Mirar sus ojos es hacer que los míos lloren. Sólo me gustaría en estos momentos, coger su mano y sentirla cerca de mí. Ya lo haré algún día....
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