Hoy empieza su bachillerato mi niña Candela. Y yo no puedo estar más orgullosa de ver que otra etapa de su vida la afronta con salud, alegría, ganas y sobre todo, con mucha normalidad.
Con Candela todo ha sido más "excicomplidiferente". Candela es una niña con una gran vida interior y conseguir un pequeño hueco (que ella siempre ha pensado que era ENORME!) donde se centrara en los estudios ha sido tarea ardua y curiosa.
Habría mucho que hablar sobre la educación y formación de nuestros hijos: la forma de uniformar a los niños, los distintos grados de madurez de cada uno, las posibilidades económicas de cada familia para ayudarles, la sinrazón en muchas ocasiones del sistema, la enseñanza pública que debe acoger a tantas circunstancias y situaciones diferentes, etc., etc. Sin embargo, ya me conocéis, yo entiendo que la baraja de cartas con la que se juega es la que hay que barajar, no sin ello dejar de ser protestona y exigente desde la militancia para que un mundo mejor sea posible... Que sí, que no os riáis, que sí...
Pues bien, dentro de esa uniformidad en la que pretende este sistema no malo que nuestros hijos encajen, pues que queréis que os diga, Candela no encajaba ni a la de tres. Y siendo una niña totalmente normal, ni su madurez ni sus inquietudes cuadraban cada año en lo que en su escuela le imponían y exigían. Pues ante una situación que se puede ir de las manos, unas riendas más seguras, cortas y fijas. Y sobre todo (esta ha sido mi gran lección) una gran confianza en ella. Candela ha conseguido estar hoy donde está gracias a ella misma y a la confianza que todos le hemos dado. Sin amor es muy difícil la confianza y la confianza es imposible sin amor. Grandes dosis de amor, no exentas de cabreos, castigos y lágrimas, ha sido básico para que ella entendiera que en este mundo, pocas cosas hay que una persona no pueda hacer.
Poco a poco ha encontrado el inicio de su camino profesional y laboral. La vida la llevará de un sitio a otro pero ella cogerá sus riendas y conseguirá todo aquello que desee, sea o no lo que en un principio parece, no en vano tiene una hucha muy nutrida para su viaje a Canadá: su gran sueño desde hace ya muchos años y yo pasaré con ella los veranos, que me lo ha prometido, para quitarme de estos horribles calores de Sevilla.....
De momento ha elegido bachillerato de letras puras, y a mí me encanta!!
INGREDIENTES:
Pimiento verde
Pimiento rojo
Cebolla fresca
Tomates
Berenjenas
Ajos (2-3)
Sal
Aceite de oliva virgen
Vinagre de manzana o de vino
Sal
Agua
PREPARACIÓN:
En una bandeja de horno ponemos toda la verdura limpia y entera (menos la cebolla y las berenjenas que al ser más duras las partimos por la mitad), rociamos con un poco de aceite y asamos a 180 grados durante unos 40/50 minutos.
Cuando estén listas y no os molesten por el calor, las picamos muy finas (con o sin piel, a vuestra elección; a mi me gusta de las dos formas menos los tomates, que sí se las quito siempre). Las colocamos en un bol donde podáis servir en la mesa y añadimos sal, vinagre, aceite y dos dientes de ajos cortados muy finos y sin el germen. Damos unas vueltas y cubrimos de agua. Al frigorífico al menos 4-5 horas para que las verduras cojan el sabor y esté lo suficientemente frío para comer.
Pues nada, muy rico este salmorejo que mi madre hacía muchos días en el verano (sin las berenjenas) y acompañado de sardinas asadas. El menú del día era espectacular y asaba las verduras en su anafe con carbón en el patio de nuestra casa. El olor llegaba hasta el paseo del pueblo!!, y ella, mi madre, con sus calores y sofocos (como los que yo tengo ahora), avivando el fuego con un cartón y soplando, conseguía poner una mesa digna de un marajá.
Gracias siempre mamá y gracias siempre mi niña Candela... Para ti tu ídolo. Tú eres su mejor fans, sin duda...
Felicidades Candela guapa!!!
ResponderEliminarFelicidades Candela guapa!!!
ResponderEliminarOlé mi niña
ResponderEliminarYa en la Universidad
Nos seguiremos viendo en el camino
Pues un beso enorme a mi Candela. Me encanta la receta pero sobretodo me gustas tu!!!
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