Hace tan sólo dos días ha llegado a esta vida Romeo. Un bebé precioso y tan bueno que dan ganas de robárselo a su madre, mi sobrina Carmen.
Hay acontecimientos que son como un tsunami y provocan tal explosión de emociones que son a veces muy difíciles de gestionar, aunque como siempre digo y casi siempre pongo en práctica, lo mejor en esos momentos es dejarse llevar por la emoción, ser lo más sincero posible y compartir el disfrute.
Después de recibir la noticia de la llegada de Romeo y tras pasar Carmen un embarazo muy cómplice con mis hijas, allí que nos vamos todos al hospital para abrazar a los padres y conocer a su bebé. Mis hijas con tanto nervio como ganas de verles. Y de pronto, se produce un momento de esos mágicos que siempre recordaremos. Las lágrimas salen a borbotones y la emoción nos posee a todos los presentes. Porque sí; porque era lo normal. Porque en cada familia hay motivos para las lágrimas; porque sentirse cada uno en su interior con la felicidad de acoger a un nuevo ser y ser capaces de compartirlo con los demás es un verdadero ejercicio de vida.
Y mi sentir fue de orgullo, mucho orgullo. Además de la alegría lógica de recibir en la familia a un nuevo miembro, sentí que la vida cobraba sentido una vez más por haber parido a dos maravillosos seres como son mis hijas: Arelisa y Candela.
Para una madre es muy difícil ser objetiva. Nuestro instinto de protección nos lleva a veces por caminos equivocados y pretendemos mantener a los hijos apartados de situaciones complicadas. Pero yo soy de las convencidas de que los niños deben criarse en el cocimiento más claro y franco de su entorno. Uno nace donde nace y con las condiciones que le rodean. Absurda tarea es hacerles ver que son lo que no son. La vida se va a encargar, más tarde o más temprano y de forma más dura, de hacerles situarse donde les corresponde.
Mis hijas quizás han vivido ya más situaciones vitales malas que buenas, a pesar de que su vida es cómoda, agradable y sin grandes problemas, pero por circunstancias de la vida, ya han tenido que despedir a más seres queridos que recibirlos, y para ellas ésta era la primera vez que tenían un bebé en brazos. Para ellas este recuerdo permanecerá en sus vidas por siempre jamás; para ellas, haber disfrutado del embarazo de su prima ha sido una experiencia tan importante como recibir a un niño al que ya adoran. Y yo, repito, me siento tremendamente orgullosa de haberles sabido transmitir que hay que saber estar y también hay que estar en todas las circunstancias: las buenas y las malas. Y ellas, lo sé, están agradecidas a su educación, porque les está permitiendo disfrutar de cosas que muchos amigos y amigas de su edad ven muy en la distancia.
Bienvenido Romeo. Sé que serás un niño con suerte, porque tu entorno va a cuidarte y quererte y tus tatas Arelisa y Candela van a ser dos referentes en tu vida, que si las aprovechas, aprenderás de ellas a querer y confiar, a cuidar y respetar lo que te rodea, que al fin y al cabo, será tu vida.
INGREDIENTES:
2 kilos de lomo de cerdo ibérico en una pieza
2 manzanas reinetas
Uvas pasas
Higos u orejones
Nueces
Coñac
Mantequilla
Vino blanco
Aceite de oliva virgen
Sal
PREPARACIÓN:
Limpiamos el lomo de grasa.
En un cuenco ponemos un poco de coñac e hidratamos las uvas pasas al menos una hora.
Cuando estén listas las pasas las cortamos muy pequeñas, al igual que los higos u orejones y picamos las nueces.
Cortar las manzanas en dados pequeños.
Ponemos una sartén al fuego con un poco de mantequilla y echamos todos estos ingredientes. Rehogamos un poco, salpimentamos, retiramos y reservamos.
Abrimos el lomo como si fuera un libro. Rellenarlo con la mezcla anterior y atar con cuerda (bridar). Salpimentar y rehogar un poco en una sartén para sellar la carne. Que quede un poco dorada.
Llevamos al horno previamente caliente a 180 grados, bañamos la carne con el bino blanco y el coñac de las uvas pasas y en unos 15-20 minutos estará listo.
Recordad que el lomo es una carne muy seca. No dejar que se haga demasiado.
Salsa de Fresas:
400 gramos de fresas
1 cucharada de vinagre balsámico
2 cucharadas de vino blanco
1 cucharada de azúcar
Sal
Pimienta
Opcional: un poco de bola picante machacada
Toceamos las fresas, las ponemos en un cazo al fuego con el resto de ingredientes. Dejar reducir a fuego medio unos 25 minutos. Si os queda muy espesa, machacar con un tenedor o pasar por la batidora.
Ala, a comerrrr....
Para nuestro Romeo con amor....
Qué suerte tiene ese niňo de tener una tia- abuela.. Genial y cariňosa
ResponderEliminarQué te quiero hermana mía!!
EliminarAy Romeo, Romeo...Qué felicidad vas a sentir con tu tita abuela Feli...jajaja...y con Arelisa y Candela...Felicidades familia bonita
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