"Las campanas de mi pueblo sí que me quieren de veras: repicaron cuando nací y doblarán cuando me muera"
Esta frase que he escuchado esta noche en la radio en duermevela (creo que es la letra de una canción popular), define perfectamente lo que siento hacia mi pueblo. Y cuando una nace en un sitio determinado y se siente tan arraigada a sus calles, sus encinas, sus olivos, sus fuentes y sus gentes, parece que nadie quisiera a ese sitio como tú. Craso error! Se puede querer tanto y de tan diversas formas como estrellas hay en el firmamento y los demás, los que siempre escuchan la cantinela de lo especial que es tu pueblo, también, seguro, tendrán su trozo de sitio en el mundo donde escuchar las campanadas de la torre del reloj; también las campanas de la iglesia.
Ahora que todos nos sentimos tan de nuestros sitios y que la lucha de banderas recorre todo nuestro país; ahora que decir de dónde eres y sentirte como te sientes te puede encasillar en un movimiento político determinado; ahora que la identidad se diluye como un azucarillo en agua, ahora y más que nunca, hay que reivindicar ser del mundo en general. Y lo dice alguien que ya veis: sabe dónde, cómo y con quién quiere estar, pero la experiencia me ha demostrado que uno puede ser, temporalmente, claro está, de donde se está y sentirse perfectamente identificado con sus aires, sus músicas, sus colores y hasta con sus olores. Enriquecerse no es sólo aprender a entender, que también, enriquecerse es aprender viviendo y como siempre digo, compartiendo.
La vida me ha dado la oportunidad de vivir en sitios muy diversos y en épocas muy dispares (hasta en Barcelona!!! jajajaja), y siempre digo que yo con colocar en mi habitación unas telas, unos libros y esos detallinos que siempre van conmigo, ya me siento en casa y, a la calle, a conocer gente, que es muy sano.
Esta semana celebramos el día de Andalucía, y aunque me queje a veces de esta Sevilla de mi alma, cómo la quiero!!!. Me encanta pasear por sus calles: es bella como una perla anaranjada. Me gusta su música: alegre, reivindicativa y dicharachera. Me gusta su gente: austera, sabia y a veces generosa. Me gusta vivir aquí, me emociono con su himno que canto hasta desgañitarme cuando hay que hacerlo; me gusta sentirme de aquí...; eso sí, teniendo muy presente que las campanas doblarán por mí en mi Cabeza la Vaca de mi corazón. Y si la vida no me da ese placer, que allí me lleve quién sea, cuando sea y como sea.... Ea!!. aquí lo dejo: mi testamento vital está firmado en presencia de todos vosotros. Jajajajajaja!!!!
INGREDIENTES:
1/2 kilo de arroz de grano largo pero no bastmati
250 gramos de filete de pollo
3-4 salchichas de la carnicería
2 huevos
100 gramos de cebolla china. En su defecto, cebolla de aquí.
1 pimiento rojo
2 cucharadas de jengibre rallado
Salsa de soja
Aceite
Sal
PREPARACIÓN:
Cocer el arroz con poca sal y según indica el fabricante. Escurrir y reservar.
Hacer una tortilla francesa con los dos huevos. Cortar en dados y reservar.
Cocinar el pollo y las salchichas hasta que quede dorada la carne. A las salchichas le habremos quitado la piel y desmenuzado la carne.
En un wok (si no tenéis, en una sartén que no se pegue), ponemos un poco de aceite y freímos el jengibre. Añadimos el pimiento cortado en tiras pequeñas o dados hasta que quede dorado. Echamos unas 10 cucharadas de salsa de soja. Removemos todo bien.
A la hora de comer unimos todos los ingredientes que tenemos en el wok, en último lugar el arroz, y damos unas vueltas, rectificamos de sal, calentamos bien y a comer.
Hoy os pongo a mi Serrat y cómo no: foto de mi pueblo!!!. disfrutad las dos cosas....
Pienso como tú querida,donde estuve lo hice mio y creo que no deje mala estela,pero donde me siento completa es en mi pueblo y con vosotros
ResponderEliminarMe encanta éste hombre...Qué de recuerdos...mi querida infancia entre Ronda, Martos, Madrid y Sevilla...siento igual que tú
ResponderEliminarYo dividida entre norte y sur, ciudadana del mundo, que me vuelen cuando muera, frente al mar, en lo alto de un risco, bajo un årbol o entre las flores, qué mas da, lo importante habrá sido el viaje, y a ti te encontré bailando en el camino. Abrazos.
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