Deshacerse de complejos y estereotipos supone casi siempre un avance considerable en nuestra capacidad de hacer, sentir y como consecuencia, ofrecer. Si bien el acto de ofrecer no puede ni debe ser un fin por sí solo, para llegar a ser persona generosa y apreciada por tu entorno, yo pienso que debemos querernos y cuidarnos antes a nosotros mismos. He comprobado en muchas ocasiones que cuando alguien en casa no está a rendimiento óptimo, el resto sufre esa carencia de energía y si no estamos lo suficientemente atentos, nos dejamos llevar un poco por la desidia hasta que alguien planta el puño sobre la mesa y activa el botón del ON.
Dejarse llevar hasta el OFF, en muchas ocasiones es hasta necesario, pero nunca podemos perder la perspectiva del daño o preocupación que nuestra placidez malinterpretada pueda ocasionar en la gente que se sostiene en nosotros, porque de alguna manera, todos somos sostenidos por alguien, pero también sostenemos nosotros a los demás. El día que consigamos ser plenamente conscientes de esta realidad, del egoísmo, pasaremos a la generosidad. Si no, a ver si no os ponéis todos contentos cuando alguien querido busca vuestro consejo y ayuda.
INGREDIENTES:
4-5 puerros. Sólo la parte blanca.
1 cebolla grande
1 patata grande
1 litro y medio de caldo de verduras
Pimienta recién molida
Sal
200 ml de leche desnatada, leche evaporada o nata
PREPARACIÓN:
Ya sabemos todos que un buen caldo hace milagros, tanto para tomarlo como para usarlo como base de una receta. En ésta, un buen caldo de verduras es fundamental. Yo desaconsejo totalmente los comprados. Personalmente no he encontrado hasta ahora ninguno que me guste lo suficiente, ni los más caros. Para salir del paso, vale.
Pues eso, hacemos un buen caldo con todos los restos de verduras que tengamos en el frigorífico, añadiendo sal, una hoja de laurel y unas 8-10 bolas de pimienta negra. Dejamos cocer una hora y listo. Colamos y reservamos.
En una sartén honda, ponemos aceite de oliva virgen y pochamos la cebolla cortada en pequeño durante un rato y hasta que empiece a transparentar. Añadimos los puerros picados, rehogamos unos 10 minutos y ponemos la patata cortada también en cuadrados pequeños. Unas vueltas y echamos el caldo de verduras hirviendo. Tapamos la sartén y dejamos aproximadamente 30 minutos que es lo que tardará en estar toda la verdura blanda.
Cuando esté listo, apartamos del fuego, salpimentamos y a la vez que vamos batiendo todo, añadimos la leche evaporada, desnatada o la nata. A ver. Si ya lo sabéis!!!; como con la nata, nada: por cremosidad y sabor, pero con los triglicéridos y los kilos hemos topado!!!!..... Lo que queráis.
Una vez triturado todo, volvemos a poner al fuego para que mezclen los ingredientes.
Para conseguir un resultado de presentación ideal, ahora deberéis colar esta crema. Yo, la verdad, no lo hago. Bato muy bien todo y como en casa no somos tan delicados, nos la comemos tal cual. Espolvoreamos un poco de perejil picado por encima y a la mesa....
De verdad os digo que el puerro en mi casa es tan necesario como mi Santo....jajajajajajaja!!!!!!
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