Esta semana, un virus de esos de 24 horas, potente, muy potente, me ha tenido fuera de cobertura casi dos días. Ha sido tanta la alegría que he sentido esta mañana al despertar y comprobar que mi cuerpo había podido con el bicho, que una vez más, me he dicho: "Feli, que no te amarguen la vida unos y otros; otros y unos". Que si los políticos, que si los empresarios, que si los salarios, que si las nóminas, que si las enfermedades, que si los estudios, que si las notas de las niñas, que si, que si, que si....
Son tantos los argumentos que cada mañana pueden amargarnos el día que me propongo defender mi "microclima" con ahínco: como si fuera el primer día de una primera aventura; con ilusión: como si fuera el primer día de una bonita historia de amor; con alegría. Sobre todo, con alegría. Como si fuera el primer día de los días en los que reír era eso, sólo reír.
INGREDIENTES:
Recordáis las codornices escabechadas que hicimos el otro día?. Pues ahí os remito, en cuanto a ingredientes y preparación.
Una vez escabechadas las codornices, las sacamos del caldo con verduras y desmenuzamos la carne, quitándoles la piel. Reservamos.
El caldo del escabeche lo trituramos con todos los ingredientes que hemos echado de verduras y especias, menos la cabeza de ajos que retiramos.
La noche anterior ponemos en remojo las judías blancas.
Por la mañana, descartamos el agua del remojo y ponemos las judías en una olla añadiendo una hoja de laurel, media cebolla pelada, un par de ajos y un poco de sal. Cubrimos de agua y a cocer a fuego medio al menos una hora y media. Siempre dependerá de la calidad de las judías y la olla que uséis.
Una vez listas las judías, en la misma olla, retiramos un poco del caldo y echamos el escabeche triturado y la carne desmenuzada. Dejamos que cueza unos minutos para que se unan todos los sabores y servimos.
Esta receta me la ha dado mi amiga Leonor Lavado. Querida, espero haberla hecho según tus indicaciones. De todas formas, he de decirte que estaban SUPERIOR!!!.
Aquí mi amiga Leo y yo hace ya unos cuántos de años. Poco ha cambiado desde entonces donde el abrazo y el cariño eran tan sinceros como la alegría de nuestros ojos.
Algún día os hablaré de la amistad. Bueno, de cómo yo la vivo y de lo importante que es para ese microclima que tanto me empeño en conservar.
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