Un día vas a una tienda y resulta que el espejo del probador está puesto tan mal que el pantalón no sube de la rodilla, no puedes quitarte el vestido que te has probado porque se ha quedado atascado en tus pechos, la maldita chaqueta si te la abrochas se abre mucho de arriba y de abajo, y no digamos nada de esa falda que no quiere cerrar la cremallera hasta el punto de tener la tentación de salir con ella puesta corriendo para casa porque ni para arriba ni para abajo. Y ésto no sería tan malo hoy si la misma escena no se hubiera repetido hace 5 años y entonces ya había ocurrido otros cinco años atrás. Resultado: de la talla 38 en un pis pas, al menos la menda, he pasado a la 42.
Claro, asumirse según mi propia experiencia es mucho más difícil que asumir todo lo demás, con lo cual, complejos vienen, sofocones van, dietas vienen, efecto rebote va; autoestima por los suelos, sentimientos de culpabilidad...
Pues yo, al menos en este preciso momento, he empezado a verme guapa. Y oye, aquello que predicamos constantemente he empezado a aplicarlo en la práctica. Que qué es aquello?: pues que la belleza está en el interior, que si una persona es guapa por dentro también lo parece por fuera, que los ideales estéticos que nos imponen suponen unas cadenas demasiado fuertes para una mujer tan chica como yo y que al que no le guste, que no mire. Ufff, qué liberación, por dioooo!!!
Ahora estoy más centrada en la salud, el bienestar, la calma, la paz. Y poco a poco estoy disfrutando mucho del estar y del ser y me he quitado el lastre del parecer y conseguir. Por eso, unos buenos huevos mole le sientan de maravilla al "body" en un día de estos con tanta niebla....
INGREDIENTES:
4-6 huevos
Aceite de oliva virgen
1 cebolla
3-4 cucharadas de harina
1 litro de leche desnatada (aproximadamente)
Sal
Nuez moscada molida en el momento
Pan rallado
PREPARACIÓN:
Ponemos agua con un poco de vinagre a calentar y cuando rompa a hervir entramos suavemente los huevos. A mitad de cocción les damos la vuelta con una cuchara para que la yema quede justo en el medio. Cocemos en total unos 10-15 minutos. Sacamos y dejamos enfriar. Pelamos y reservamos.
En una sartén ponemos cuatro cucharadas de aceite y echamos la cebolla cortada muy fina o como he hecho yo, pasada por la picadora. Dejamos que se haga y cuando transparente, echamos la harina y la rehogamos bien. Vamos muy poco a poco añadiendo la leche sin parar de dar vueltas con una varilla de goma/caucho o cualquier material que no dañe la sartén. Añadimos sal y cuando esté a punto de terminar, nuez moscada rallada en el momento a vuestro gusto. Esta salsa hay que cocerla mucho para que no sepa a harina.
Ya sabéis, como soy un poco lianta, le he puesto a mis huevos garam masala y cúrcuma en la bechamel. No es necesario si no tenéis o no os gusta.
Bueno, dejamos reposar la bechamel un rato y partimos en cuatro trozos cada huevo. Vamos enrollando cada parte en la bechamel preparada.
A ver, la bechamel debéis dejarla en el punto justo para que no quede ni demasiado líquida ni tampoco que sea un "mazacote" y podamos manipularla bien para arropar al huevo.
Preparamos un plato con huevo batido y otro con el pan rallado. Pasamos las bolas que hemos preparado primero por huevo y después por el pan rallado.
Freír en abundante aceite lo suficientemente caliente para que no se deshagan.
Bueno, pues ya veis qué buena terapia para contrarrestar los agobios por esos kilos de más.
Claro que si os lo curráis, podéis estar como Madonna que es un poco mayor que yo pero con bastantes menos kilos. Pero tampoco es perfecta, de verdad, que yo lo se...
Esta receta me la ha dado mi querida Leonor Lavado que los hace mucho más ricos que yo y desde hace mucho tiempo. Yo he empezado a hacerlos hace muy poco y son todo un éxito para mi tropa.
(Truco: no me queda nunca la bechamel sin grumos. Casi siempre tengo que recurrir a la batidora, pero no pasa nada, los comensales no lo aprecian)

Ricos no, riquísimos pero son huevos con bechamel no??? Los huevos moles (a mi poco entender) son dulces, por cierto riquísimos también. Besinos guapa
ResponderEliminarHola Carmen. Como siempre, no hay nada como las buenas cocineras para aclarar conceptos o títulos o como en este caso, costumbres. Efectivamente los huevos mole son dulces y muy típicos de Granada. Tengo una amiga de allí y son muy parecidos a la leche nevada que hacía mi madre.
EliminarLo que nos ocupa: el nombre que yo he puesto hoy a mi receta es el mismo que, supongo que por costumbre, porque tampoco se parecen a los huevos mollet, Leo y su familia le dicen. Pero muy agradecida por tu consideración. Un besazo maestra!!!.