lunes, 12 de febrero de 2018

FALAFELS



Hasta que aparece nuestro monitor de zumba en clase (casi siempre llega tarde. Pobre hombre!; yo digo que qué poco debe gustarle darnos clase; aunque luego siempre cumple horario...), me siento en un rincón de la sala a observar la variedad de personas con las que la próxima hora voy a compartir sudor, risas, esfuerzo y baile, muuucho baile. Miro sus ropas, sus zapatos, su peinado. Inevitablemente clasifico e invento historias; Observo la posición de cada persona dentro de la sala y desde las primeras que son como un muro infranqueable que han ganado su sitio a fuerza de  no faltar ni un solo día a su cita, pasando por las que estamos en el medio para poder ver los pies del profe porque yo creo que somos muy perfeccionistas,  acabo por los que están detrás que es un aforo mucho más diverso: gente más joven, hombres mayores o quienes están empezando.

Pues bien, valoro el esfuerzo de todas y cada una de las personas que allí nos juntamos con el propósito de hacer ejercicio bailando, pero hay que ver el poco sentido del ritmo que tienen algunos.  A mi me encanta bailar porque me encanta la música y me gusta expresar a través de ella. Ojalá y nosotros hubiéramos tenido la formación musical que ahora tienen al alcance de su mano nuestros jóvenes; seguro que habría aprendido a tocar algún instrumento, y a falta de eso, el baile es más accesible por la libertad que ofrece.

Desde que recuerdo, cantar y bailar han ido a mi lado siempre, y estoy convencida de que el problema de esa gente que no coordina movimientos es que no escucha la música, porque la música es la que te va marcando el camino a seguir; es la música la que te invita a mover un hombro, adelantar una pierna, a contonear las caderas y a expresar tu forma de ser y de ver el mundo. Para mí es la libertad controlada por movimientos que vuelan a merced de notas musicales. Os invito a todas y a todos a hacer caso de melodías tristes, simpáticas, otras profundas; la mayoría con el sentido que tú quieras darles y todas a nuestro alcance para disfrute, relajo y encuentro con nosotros y nuestro entorno, con nuestro mundo. 

Estoy convencida de que si todos bailáramos y cantáramos más, en general seríamos más felices. 

Ahh, y al final de la clase, hasta el profesor tiene una sonrisa de oreja a oreja....


INGREDIENTES:

1 bote de judías blancas cocidas
1 bote de garbanzos cocidos
1/2 pimiento rojo
Cilantro
Ralladura de un limón
1/2 guindilla machacada (opcional)
2 cucharadas de harina (aproximadamente. Para una lata pequeña de legumbres: 1 cucharada sopera de harina)
Queso feta
Zumo de 1/2 limón
Comino
Ajo
Cebolleta
Sal
Aceite de oliva virgen
Un pellizco de canela
Albahaca
Hierbabuena

Picar todos los ingredientes. Reservamos un trozo del queso feta. Las verduras a vuestro gusto. Podéis prescindir de las que no os gusten.

Una vez picado todo, ponemos en un bol, añadimos la harina y vamos amasando hasta que los dedos no se nos peguen. Tampoco abuséis de la harina para que no os queden duros.

Hacemos bolas con la mano como si fueran albóndigas y cuando estén formadas, las aplastamos y queda una especie de hamburguesa.

Ponemos en una sartén que no se os pegue un poco de aceite y hacemos los falafels a fuego medio al principio y después a fuego medio/bajo hasta que se hagan. Deben quedar con cuerpo pero no demasiado tostados. También podéis hacerlos al horno, pero a mi me gusta menos su textura.

Hacemos una ensalada con canónigos o variado de lechugas, cebolleta, maíz y el queso feta que reservamos. Aliñamos y colocamos los falafels por encima. Los comensales se servirán en su plato las dos cosas a la vez.

Una forma más divertida de comer legumbres, que ya sabemos que sobre todo a muchos niños no les hace mucha gracia.

Esta es una comida típica de Oriente Medio, aunque yo, como siempre, me he permitido ciertas licencias.

Buen provecho!!!

Truco: las legumbres es mejor aplastarlas con un tenedor porque si las metéis en la picadora se hacen una bola y no hay manera de que se hagan bien.




Tengo un vídeo de mi clase, pero como no tengo permiso de toda la gente, os pongo uno que ya está pululando por internet y es muy parecido a lo que hacemos nosotros.

2 comentarios:

  1. Bailar es soñar con los pies...como dijo en su día nuestro querido Joaquín Sabinas

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