martes, 24 de abril de 2018

TORTILLA DE PATATAS DE RAFA





"Temprano levantó la muerte el vuelo
temprano madrugó la madrugada
temprano estás rodando por el suelo...
No perdono a la muerte enamorada
no perdono a la vida desatenta
no perdono a la tierra ni a la nada...."

Miguel Henández supo transmitir como pocos el sentimiento de pérdida cuando escribió esta elegía a su amigo Ramón Sijé de la que yo os he extraído este poquito que realmente es desgarrador. Al final os la pongo entera cantada por mi querido Serrat.



Nuestro amigo Rafael ha muerto. Y digo nuestro porque Rafael era de tener muchos amigos y algunos de los que leéis mis cosas compartís conmigo la pena de su pérdida.

Cuando la muerte de un ser querido atraviesa como un tsunami nuestro cuerpo y nuestro espíritu, la sensación de desnudez ante la vida es tan fuerte como el dolor que acompaña a la despedida. Cierto es que en esta vida lo único certero es la muerte, pero no estamos preparados para despedir tan pronto a quienes han formado parte de nuestras vivencias y con quienes hemos crecido como personas.

Rafael, con esa sonrisa socarrona, su cabeza ladeada y los ojos guiñados al darle esa calada tan gustosa al cigarro que cogía entre sus dedos con delicadeza y un punto sensual, era una persona que para mí transmitía ante todo, calma. Una virtud que poca gente tiene en este mundo de locos donde estamos preocupados y ansiosos por todo. Él no. No digo yo que por dentro no lidiara su particular jauría, pero nunca lo hacía ver a su entorno. Rafael, con esa voraz ansia de lectura que tanto le caracterizaba, disfrutaba de un mundo intelectual interior pleno de conocimientos que de forma muy sutil y acertada, hacía partícipes de él a quienes le escuchaban. Y era un gusto escucharle, os lo aseguro. Y muy enriquecedor, ya lo creo!!. 

Rafael era un ser entrañable y muchas veces cascarrabias. Claro, también tenía sus imperfecciones, como todos!. En muchas reuniones donde la comida era el eje de unión, madre de dios!!, este hombre era de dos-tres cosas y para de contar. Le entraban, o no,  las comidas por los ojos, y qué poquitas probaba. Y siempre nos reíamos por lo exquisito que era... Y no se tomaba en serio cosas que para muchos de nosotros eran trascendentales. Y ahora, querido mío, veo cuánta razón tenías al quitar importancia a lo que realmente no la tiene. Porque su filosofía de vida era disfrutona. Disfrutaba con su Paqui, sus viajes a múltiples sitios del mundo, sus cubatas, las fiestas de Cabeza la Vaca, las de Doña Mencía, sus escapadas en verano a Cádiz, que sin gustarle mucho la playa, hay que ver el color tan bueno que nos cogía...

Dicen que la manera más respetuosa de querer es dejar volar... Dicen que cuando el ciclo de la vida de una persona termina, vuelve a donde debe estar. Pero yo digo que la pena sólo la calma el tiempo, que a veces la impotencia nos hace vivir ciertas experiencias con frustración y sensación de injusticia y que seguir el camino sin determinadas personas es duro, muy duro. Pero también creo que el mejor homenaje que le podemos hacer a Rafael los que le queremos es el de seguir disfrutando hasta que la parca venga a visitarnos, porque era su manera de ver el mundo y porque es lo que le gustaría que hiciéramos; compartir y disfrutar; disfrutar y compartir. 

Gracias amigo por todo lo que nos diste y por todo lo que nos dejas...

Hoy os pongo la tortilla de patatas como a él le gustaba. La que le hacía su madre y la que aprendió a hacer Paqui. Una tortilla sólo con patatas y huevo.... La hice el otro día en su memoria...


INGREDIENTES:

Patatas
Huevos
Sal
Aceite de oliva virgen


PREPARACIÓN:

Pelamos, cortamos y lavamos 6-7 patatas en rodajas tan finas como podamos. Si tenemos mandolina, podemos usarla. El secreto de esta tortilla está en este paso: mientras más fina sean las rodajas de patatas, más sabrosa saldrá la tortilla. Salamos y escurrimos de agua.

En un bol batimos 7-8 huevos. Añadimos las patatas crudas y removemos.

Ponemos al fuego la sartén donde vayamos a hacer la tortilla y cubrimos el fondo con aceite. Echamos la mezcla de huevos y patatas y a fuego mínimo dejamos que se vaya haciendo la tortilla. De vez en cuando movemos para comprobar que no se pega y como en unos tres cuartos de hora damos la vuelta. Dejamos cocer otra media hora más y lista!!. Para comprobar si las patatas están blandas, pinchamos con un tenedor. Si necesita más tiempo, la dejamos al fuego otro rato más.

Si usáis gas: al mínimo y en un fuego no demasiado grande. En vitrocerámica, a 2-3.

Pues ésta es la tortilla de patatas que tanto gustaba a Rafael. Va por ti....



3 comentarios:

  1. Preciosas palabras, mi querida Feli y precioso homenaje...me he emocionado...pero por lo que me toca, me ha venido muy bien leerte...y soltar dos lagrimones

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  2. Siempre tienes las palabras más acertadas,querida. Por supuesto que lo que tenemos que hacer es seguir disfutando porque él así vivió y así nos lo transmitía, vivió la vida tan intensamente que otros necesitarían tres vidas.Le recordaremos siempre y como dijo otro poeta...
    " mientras pueda pensarte
    no habrá olvido..."

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  3. Bonito homenaje....es verdad que todos los que lo conocíamos coincidimos en decir que era muy disfruton...fue mi última conversación con él el día de los carnavales....
    Besotes gordos guapa❗😘

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