martes, 19 de septiembre de 2017

SOPA JAPONESA





El otro día mis hijas se sorprendieron porque hablé de puntillas de  sexo en mi entrada del blog y en la mesa, comiendo a medio día, se sonreían y me pedían que parara cuando les decía que  eran tontas por decirme eso cuando ellas saben que si su padre y yo no hubiéramos practicado sexo ellas no estarían aquí, y que por supuesto, ahora, y sin necesidad de buscar niños, seguimos haciendo lo que se debe... (jajajaja). Ay que risa les daba y no querían que yo siguiera hablando del asunto!.

Cuando tratamos el tema del sexo en tercera persona es más fácil todo. En casa procuro que no sea una cuestión tabú, pero ellas me achacan que soy muy abierta y comprensiva en general y muy recatada y estricta en particular. Y no me cabe más que darles la razón. Para mí en esta actividad todo está permitido, menos la vejación, la humillación, el aprovechamiento, el abuso y el daño a quien dices amar. También me ruboriza a mis 52 años ser excesivamente explícitos sobre lo que hacemos en la cama con nuestra pareja. Entiendo que eso pertenece a la más estricta intimidad sobre todo porque afecta a dos personas, pero no por eso dejo de bromear con algo tan bueno, barato, excitante y que consigue unir a tanta gente.

Mi generación bebimos el elixir preciado que nos legaron las Feministas (nunca podremos estarles lo suficientemente agradecidos todas y todos por lo que pelearon y consiguieron por la igualdad, en este y en infinidad de temas) y supimos hacer entender a los ellos que el respeto era la base sobre la que edificar cualquier tipo de relación sexual. Y pasamos de ser "las frescas" de las pandillas a ser modernas, liberadas, activas y en igualdad de condiciones que ellos cuando nos desnudábamos uno frente a otro o cuando mostrábamos tener las mismas necesidades que ellos. Pasamos de estar a su órdenes a enseñarles con infinidad de informes y folletos de Planificación Familiar dónde estaba el clítoris y cómo debían estimularlo, así como cómo debían ponerse los condones y en qué momento. Y ellos aprendieron, y nos respetaron por nuestra valentía.

No estoy muy segura de haber sabido legar esta información como se debe a nuestros adolescentes de ahora. Y mira que disponen de datos!!. Pero se siguen dando demasiados casos de embarazos no deseados y sobre todo, los ellos están muy subiditos en este tema de vivir el sexo y las relaciones sexuales y amorosas en igualdad de  condicines. Hay muchos que siguen creyendo que están por encima de ellas, y no sólo en la cama...

Cuando ahora escucho a mis hijas decir que hay infinidad de formas de relacionarse sexualmente con los demás, sonrío, intento entenderlas y sobre todo, siempre les digo lo mismo: SI NO SE HACE DAÑO, ADELANTE; SI NO TE HACES DAÑO: ADELANTE; SI NO BUSCAS IMPOSIBLES NI UTOPÍAS: ADELANTE. El sexo es tan normal como comer, reír, llorar y vivir. 

Hacerse valer como mujer, desgraciadamente hoy también, empieza por el sexo, y no hay nada más honesto entre un hombre y una mujer, entre una mujer y otra o entre un hombre y otro hombre que mirarse uno al otro, frente a frente, desnudos, sin ninguna atadura, con toda la libertad que el amor les ofrece y entregarse en igualdad. Son unos minutos en los que nada importa y a la vez todo es importante. Son el culmen del entendimiento, el respeto y la entrega. Y nada más...., y nada menos. Pero tan importante es el si como el no, y tan importante es que te respeten y respetar que después, a la mañana siguiente, debe ser fácil y sencillo cogerse de la mano y seguir caminando....


INGREDIENTES:

200 gramos de fideos de arroz especial para ramen.
Huevos
Panceta fresca de cerdo
Pollo para caldo
Puerros
Ajos
Jengibre
1 cebolla
2 zanahorias
Algas wakame
Azúcar
Sal
Sake o fino (yo he usado Fino)
Caldo DASHI en polvo
Soja

PREPARACIÓN:

- Antes de nada hacemos el caldo de pollo:

En una olla con un poco de aceite de oliva virgen echamos un poco de jengibre y ajo machacados juntos. Rehogamos y añadimos la cebolla, la zanahoria y el pollo. Damos unas vueltas y echamos unos 2-3 litros de agua. Dejamos cocer a fuego medio una hora y media o dos horas con un poco de sal.

En una sartén con una cucharada de aceite de oliva virgen rehogamos la panceta y reservamos.

En esa misma sartén y con el jugo que ha soltado la panceta rehogamos un puerro y 2-3 ajos cortados muy pequeño. Reservamos cuando esté listo.

En un cazo hervimos como 6-8 cucharadas soperas de soja, con el fino (o sake) y una cucharada de azúcar. Cuando reduzca un poco añadimos el sobre de daschi, removemos y echamos esta mezcla al caldo de pollo que aún seguirá cociendo. Es el momento de añadir la panceta que hemos rehogado al caldo y dejamos al menos otra media hora más.

En una cazuela ponemos a hervir un poco de agua y cocemos los fideos según indica el fabricante. Cuando estén listos apartamos y reservamos.

Cocemos los huevos (para 4 personas: 2)

Ponemos a hidratar las algas wakame unos 15 minutos (vienen deshidratadas y con una cucharada sopera es suficiente)

Vamos a servir:

Cortamos la carne (la panceta y el pollo) en tiras pequeñas.

 En un bol de servir: primero ponemos los fideos, añadimos el caldo que queramos (colado), carne a gusto, medio huevo cocido (pelado!), un poco del puerro y ajo que rehogamos y otro poquito de algas. Listo. De verdad, espectacular!!



POS ESO...; NADA MÁS QUE DECIR!


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