martes, 17 de mayo de 2016

GARBANZOS CON CODILLO



Es muy fácil agradar y sorprender a la tropa. Las legumbres deben tener presencia en casa dos veces por semana como mínimo y claro, hay que presentarlas de muchas formas para no caer en el aburrimiento.
He tenido la suerte de visitar Berlín y además de lo impactada que me quedé viendo la Nefertitis, nunca en mi vida he estado frente a algo tan bello, el codillo que preparan los alemanes está tan bueno que empecé a incorporarlo a la dieta de mi casa. Hasta entonces no lo había comido nunca. Además de hacerlo como ellos lo preparan, descubrí un buen día que con un guiso de garbanzos está superior.

INGREDIENTES:

1 codillo en salmuera (lo venden preparados en el supermercado)
1 cebolla grande
2-3 tomates maduros
1/2  pimiento verde
1/2  pimiento rojo
3-4 dientes de ajo
1 vaso de vino
2 botes de garbanzos cocidos

PREPARACIÓN:

Hay quien pone en agua durante unas horas el codillo para quitarle la salmuera. Yo no. directamente como está lo pongo en una olla con unas cucharadas de aceite y lo rehogo un poco.

Mientras, en una sartén hacemos un sofrito en tiempo y forma con la cebolla, los pimientos, los ajos y los tomates. Cuando esté bien frito, lo pasamos por la batidora y lo incorporamos a la olla con el codillo. Añadimos el vaso de vino, damos unas vueltas y echamos agua hasta cubrir. Dejamos cocer hasta que la carne del codillo se separe del hueso, aproximadamente una hora y media.

Cuando quede unos 15 minutos para que esté listo, añadimos los garbanzos bien lavados y escurridos y dejamos que cuezan con la carne el tiempo suficiente para que cojan bien el sabor.

Sacamos el codillo, lo desmenuzamos y servimos los garbanzos con la carne.

Está tan bueno que seguro que repetís.



Hicimos una cola tremenda. Pasamos mucho frío. 
Cuando yo entro en una habitación con una luz tenue, donde el sonido era similar (yo creo) al que debe haber dentro de una pirámide, de la mano de mi Santo y en el centro nos esperaba la mirada de esta mujer, puedo asegurar que pocas veces en mi vida he sentido algo parecido. Para mí es el culmen de la belleza. Esos colores, esa boca perfecta bajo una nariz perfecta que se posa sobre unos pómulos perfectos y con unos ojos tan misteriosamente perfectos, transmiten una paz, serenidad e inquietud a la vez que, a quién pueda, recomiendo no perderse esos minutos de felicidad.



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