Resiliencia: Capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos .
2. Capacidad de un material , mecanismo o sistema para recuperar su estado inicial cuando ha cesado la perturbación a la que había estado sometido
Sororidad: Amistad o afecto entre mujeres.
2. Relación de solidaridad entre las mujeres , especialmente en la lucha por su empoderamiento.
Empoderamiento: Acción y efecto de empoderar
(hacer poderoso a un desfavorecido).
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De pronto nos encontramos con palabras nuevas que incorporamos con más o menos dificultad a nuestro lenguaje habitual pero quizás no con la naturalidad que debiera porque cuando las pronunciamos miramos a los demás para saber de su comprensión o aprobación por si alguna letra la hemos puesto donde no debía estar. De hecho, al ponerlas en mi ordenador, el programa las subraya en rojo porque no las reconoce todavía y cree, tonto programa, que están mal escritas. Aún así, con la inseguridad que precede el momento en el que me pongo a escribir, miro una y otra vez la palabra en el buscador de google y comparo una y otra vez con la RAE por si la le he escrito mal.
Soy mujer reivindicativa y persona abierta a aprender cada día lo que la vida me ofrezca. Pero debo confesaros que estas tres palabras, al principio de escucharlas, me parecieron de sonido raro, difícil y hasta pretencioso. A través de cómo llegaban a mis oídos, con esa prepotencia, fuerza y energía, la antipatía por ellas me hizo sentir mal porque a quienes se las oía pronunciar, casi siempre, eran personas a las que admiro. Tal vez la antipatía por esas palabras estaba basada en el reconocimiento de mi ignorancia por no saber de ellas hasta tan tarde.
La antipatía obliga al estudio y el estudio al conocimiento. El conocimiento a la comprensión y la comprensión a la empatía. Y la empatía (por cierto, el programa también subraya en rojo esta palabra) se convierte en vicio más veces de las debidas para quien os escribe. Esta empatía me hace ser sensible hacia quienes carecen del poder y la sororidad necesarios para ser lo suficientemente resilientes ante los avatares de la vida.
Si bien es cierto que estas palabras han llegado tarde a mi vida, no es menos cierto que sus significados se alojan cómodamente en mi interior desde siempre. Al menos, hasta donde mi recuerdo alcanza.
El pasado año, con el confinamiento y las pocas oportunidades de vernos que hubo, mi hermana Loren hizo acopio de una gran generosidad y nos invitó a toda la familia a pasar unos días en Punta Umbría. Unos pudieron y otros no; hubo un estricto plan de actuación con sus correspondientes turnos (¡somos un montón!) pero, como suele ocurrir muchas veces, unos por unas cosas, otros por otras, el caso es que nos vemos allí todos los días programados cuatro adultos, cinco jóvenes y una perra. Fueron unos días maravillosos en los que nos dio tiempo a reír, llorar, querernos, cabrearnos, tomar el sol, disfrutar en la playa y recuperar un poco de la normalidad perdida. También a compartir muy buenas y enriquecedoras conversaciones con la parte más joven de la familia.
Entre las buenas tapas que se comen por esos lares, me atrajo la que hoy comparto con vosotros. No sé si será así exactamente, pero deduciendo por su sabor, así la hago y queda muy buena. No hubo manera de sacarle la receta a la camarera que nos atendió.
Pues bien, después de esta introducción, a lo que voy y es por lo que desde hace unos días vengo dando vueltas al contenido de esta entrada en el blog, es que las tres palabras que antes os describía pueden definir perfectamente la relación entre mi hermana Loren y yo.
Voy de la mano de mi hermana Loren y ella de la mía casi desde el mismo día en que yo nací (soy la pequeña de las dos....) porque sus celos por el nuevo ser que llegaba a casa hicieron que ese sentimiento, a priori negativo, fuera el lazo perpetuo que unía su vida a la mía. Porque esos celos se fueron convirtiendo en cariño, el cariño en amor, el amor en necesidad, la necesidad en dependencia y la dependencia en protección. Lo bueno de todo ésto es que todos esos aluviones de sentimientos son comunes y compartidos desde siempre.
Nuestra infancia y adolescencia, aunque feliz, fue dura por carecer de las comodidades necesarias. En casa éramos pobres aunque nunca faltó el plato de comida en la mesa. Fuimos conscientes del esfuerzo de nuestros padres y hermanos mayores desde muy pequeñas y desde siempre ayudamos en la casa en lo que nuestros padres necesitaban. Pero tuvimos la suerte de poder ir a estudiar y nuestros mundos se ampliaron y cambiaron aprovechando esa gran oportunidad. Las dos juntas.
Sabíamos que trabajar en el pueblo no iba a ser posible. Y con apenas veinte años, una maleta a cuestas muy escasa de ropa y repleta de ilusiones, compartimos vivencias en Barcelona y en Málaga. Unas vivencias que hizo que el lazo fuera apretando nuestros corazones con suavidad pero con mucha firmeza. Con gran sororidad. Ese lazo nos fue empoderando y haciéndonos resilientes ante las muchas adversidades que vivimos juntas, de la mano, a fuerza de muchas risas, también alguna lágrima, con la juventud por bandera y con la fuerza del amor empujando. Todas y cada una de las decisiones que tomamos fueron las adecuadas. Porque el tiempo se ha encargado de darnos la razón. Porque el tiempo nos la sigue dando. Porque conectar a través del amor es la conexión más fructífera. La más sana y la más fuerte. La suerte de tenernos es nuestra gran suerte y aunque ahora unos cuantos de kilómetros separan su casa de la mía, en peores plazas hemos toreado.
Esa conexión invisible que enlaza su vida con la mía ahora está muy reforzada. ¡Nos estamos haciendo mayores! Los achaques lógicos van mermando nuestras fuerzas. Pero quiero que recibas este mensaje querida mía. Nunca debes sentirte sola porque siempre estaré pendiente de ti. Ya queda poquito para hacer realidad nuestro propósito de hacernos ancianas juntas. Empezamos en el mismo lugar donde terminaremos. Acabaremos nuestro camino de la mano, como está mandado. Y mientras tanto, todavía nos queda casar (¡jajajaja!) a muchos muchachos y muchachas de casa, todavía nos quedan muchos momentos en los que arreglarnos, ponernos guapas, ser felices junto al resto de la family, querernos, sonreírnos y decirnos lo mucho que nos queremos. Disfrutar con nuestros amigos. Bailar al son que la vida nos marque.
Seguimos caminando, querida mía, que no es poco....
INGREDIENTES:
Hoy, otra receta fácil....
500 gramos de solomillo de atún
2-3 ajos
Unas 5-6 ramas de perejil
Zumo de 1 lima o 1 limón
Aceite de oliva virgen
Unos granos de pimienta negra
Un puñado de orégano
1 hoja de laurel
1/2 cebolla
Sal
PREPARACIÓN:
Ponemos en una olla agua a hervir con el orégano, la hoja de laurel, un ajo y la cebolla con un poco de sal.
Cuando rompa a hervir, echamos el solomillo de atún entero. Cuando de nuevo el agua hierva, lo dejamos como unos 4-5 minutos. Depende del grosor del solomillo. Debe quedar un poco rojo por el centro cuando lo cortemos.
Sacamos, dejamos que enfríe un poco y cortamos en lonchas muy finas. Lo colocamos en una bandeja lo más extendido posible.
Hacemos un majo con 2 ajos, perejil y sal. Añadimos el zumo de la lima o limón y rociamos el atún con esta mezcla.
Cubrimos todo con aceite. Debe quedar todo el atún empapado para que macere bien y coja todo el sabor como es debido. Al frigorífico al menos 5-6 horas. Listo!!
El atún lo tomé el verano pasado en tu casa y sabes que me encantó así que en cuanto vea uno aparente lo preparé, claro que no estará ni me sabrá lo mismo porque echaré de menos la compañía...
ResponderEliminarCon tus palabras tu hermana se sentirá feliz y orgullosa de tenerte.
Un placer leerte y más con tanta transparencia, y ni qué decir de la ricura de receta!
ResponderEliminarQué gran suerte la vuestra de teneros, lo sé por lo que cuentas siempre y lo que hoy resumes aquí, tan bien escrito. También lo sé porque yo no tengo esa inmensa suerte de tener y sentir a una hermana, tan cercana, amorosamente hablando. Un brindis por vosotras!!!
ResponderEliminarA través del corazón y la barriga me has enamorado querida Feli... Qué suerte la mía de tenerte...
ResponderEliminarQue bonito tu escrito, yo desde siempre os recuerdo juntas y me encanta cuando os veo así... Disfrutad todo lo que podáis la una de la otra, es lo que nos vamos a llevar...
ResponderEliminarAlgún día te daré, si quieres, otra receta de atún que me dio un compañero de Huelva y que está de vicio... El tuyo tiene una pinta estupenda 😋😋
Qué bonito, Feli, me has emocionado una vez más....y has usado maravillosamente bien esas 3 nuevas palabras. I love you.
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