Hace unos días tuve la gran suerte de disfrutar de una agradable cena con amigas en un sitio privilegiado. Lo que nos aporta la gente es una pasada!!.
Este verano compartimos en un lugar de Cabeza la Vaca muy chulo, el campo de todos mis hermanos, en el llano como nosotros le decimos, otra bonita cena con amigos a los que despedíamos porque se iban a Barcelona después de pasar unos días en el pueblo. y Jan, una amiga catalana que es estupenda, me dio la idea de esta receta de hoy. Ella llevó cocas de espinacas con anchoas y estaban exquisitas.
Todos disfrutamos muy a menudo de charlas, compañía agradable, buenas mesas y bonitos lugares.
En mi calle aquí en Sevilla, dos casas más abajo de la mía hay una muy grande que está deshabitada desde hace muchos años. La han ocupado unos chicos de estos con sus rastas y sus guitarras.
Tres o cuatro casas más arriba de la mía, otra casa abandonada desde hace mucho tiempo, una pandilla de chicos, creemos que del Este, y una chica que aunque bien vestida siempre que la he visto va con uno de ellos por la calle literalmente "ciega" de droga.
Y al lado de la primera casa ocupada, una pareja, que yo todavía no he visto, ha tomado posesión del zaguán de la casa y ahí viven porque el resto está totalmente destrozado. Otra casa deshabitada y casi abandonada.
Y pensaréis que dónde vive esta mujer!. Pues vivo en un lugar privilegiado de Sevilla, en el barrio de San Lorenzo muy cerca del Gran Poder (ea, ahí queda eso...jajajaja!) y no puedo entender que haya tantas casas vacías cuando hay tanta gente con necesidad de tener un techo sobre el que guarecerse. Sé, creo, lo que hay que saber sobre la propiedad privada pero lo que también sé es que si una persona tiene una casa y unas condiciones de vida mínimamente dignas, no ocupa una casa que no es la suya. De eso estoy segura.
Es cierto que las normas están para cumplirlas, pero todos sabemos que la presión legal es mucho más fuerte con el más débil. También es cierto que las administraciones públicas deberían solucionar estos problemas, pero no los de orden público que desde luego y hasta ahora, al menos en mi calle, no los ha habido, sino los de facilitar viviendas a aquellas personas que no las tienen.
En estos días de banderitas de las narices, en las que muchos vecinos muestran en sus balcones ese patriotismo exacerbado y muy vacío de contenido, no dejo de pensar en las necesidades básicas de muchos millones de personas que ni por asomo las tienen dignamente cubiertas. Me dan mucho miedo todos los movimientos patrióticos y aplaudo y comparto tomar las calles para exigir el reparto equitativo de las riquezas, la solidaridad y la justicia social. Lo demás, espejismos absurdos carentes de ideología justa.
INGREDIENTES:
1 kilo de espinacas
1 caja de 8-10 anchoas en aceite
Una pizca de cúrcuma (si os gusta)
Un poco de curry (si os gusta)
1 cebolla
1 cabeza de ajos
Para cuatro comensales: cuatro huevos de codorniz
Sal
Molinillo de pimientas variadas
PREPARACIÓN:
Ponemos a calentar una olla con agua a la que le echaremos el curry y un poco de sal. Llevamos a ebullición y añadimos las espinacas debidamente limpias y cortadas en pequeño.
Dejamos cocer unos 5-7 minutos, escurrimos y reservamos.
En una sartén que ponemos al fuego con unas cuatro cucharadas de aceite de oliva virgen, echamos la cebolla cortada en juliana y los ajos en láminas finas. Rehogamos unos minutos y añadimos las espinacas escurridas. Salpimentamos a gusto (tened en cuenta que las anchoas son muy saldas) y dejamos que se haga todo unos 10 minutos más.
5 minutos antes de retirar del fuego, echamos la mitad de las anchoas cortadas en pequeño.
En una sartén pequeña vamos friendo los huevos de codorniz lo justo para que la yema quede líquida.
Al emplatar, ponemos la cantidad de espinacas que desees y encima decoramos con el huevo de codorniz y una o dos (depende de las que te queden) anchoas enteras haciendo un dibujo.
A disfrutar....
Pos eso...
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