Esta sociedad está enferma.
Instagram es una red social que desde mi punto de vista invita menos a la polémica. Uno va colgando sus cosillas ahí y quitando los "populares", la gente normal como yo, es visitada por pocos, observada por menos y nada cuestionada por ninguno.
Pues bien, paseando por las fotos de la gente, veo que Dña. Eugenia Martínez de Irujo tiene, además de unos cuántos de perros, un cerdo de mascota. Y no digo yo que cada uno no pueda tener a su lado a aquel bicho o animal que más le guste, no; dios me valga!!. A este cerdito (bueno, como dirían en mi pueblo, a este guarro ya de montanera: gordito, gordito...) le he visto comiendo en un hermoso jardín, jugueteando por la casa con dos perritos, hocicando a la sombra de un hermoso árbol y a ella, a la Duquesa, acariciándolo en infinidad de ocasiones.
Pero hace unos días, mi vena izquierdista salta de pronto cuando al calor de mi falda de camilla, con mi infusión de después de comer y esperando que empiece la novela (sí, veo la novela; pasa algo?) a eso de las cuatro y media de la tarde que me siento la persona más feliz del mundo porque tengo por delante una hora larga para reposar la comida y descansar un poco, aprovechando esos ratos muertos del día para visitar Instagram, veo que el cerdito está dormido sobre un chulísimo sofá blanco que se posa, con la elegancia que merece una casa noble, sobre una alfombra que si no es persa, ahí, ahí debe andar (jajajaja)... Y como una ha servido en casa rica, enseguida pensé en la persona que debe limpiar ese sofá, esa alfombra, esa casa; las mierdas de los perros, del cerdo y la de los señores.
Desde pequeños nos han enseñado a respetar, a ser justos con los que nos rodean, a tomar conciencia del sitio donde hemos nacido, a estar orgullosos de nuestra clase social; a andar por la vida con honestidad y sin pretender lo que no nos corresponde pero con la fuerza que da la necesidad; a valorar el esfuerzo y entender que el mundo nadie lo puede cambiar, pero que entre todos, se puede hacer más habitable, más humano. Pero la indignación se apodera muchas veces de mi; más de lo que quisiera. Siempre he dicho que los pobres son demasiado buenos. Y sí, bondad es lo que más define a la gente que cada día debe luchar por conseguir qué llevarse a la boca y con qué calentar a sus hijos mientras ven en la televisión, en las revistas del corazón, en las redes sociales, gente que muestra sus gilipolleces más absurdas con el fin de sentirse diferentes, especiales, "guapis-yupis".
Qué jartita estoy de tontos, por dios!!!!
INGREDIENTES:
1 solomillo. Si es ibérico, mejor, pero en el mes que estamos, los que no son ibéricos, también están muy buenos y son muuucho más baratos.
1 cuña de queso roquefort
Pimienta negra recién molida
200 ml. de leche evaporada
200 ml. de leche desnatada
Sal
Fideos chinos
Curry rojo (si no es rojo, el que tengáis). Es prescindible
PREPARACIÓN:
Limpiamos de grasa el solomillo y lo cortamos en medallones. Para cuatro personas, dos por cada uno.
Ponemos una sartén al fuego y derretimos el queso roquefort; añadimos la leche evaporada y la leche desnatada. Salpimentamos un poco y dejamos al fuego hasta que la salsa reduzca a nuestro gusto.
Ponemos agua a calentar con una cucharada pequeña de curry rojo y un poco de sal. Cuando hierva, echamos los fideos y dejamos el tiempo que indica el fabricante.
En otra sartén marcamos los medallones de solomillo a nuestro gusto. El aceite debe estar muy caliente y unos dos minutos por cada lado. A mi me gusta que el centro de la carne quede roja.
Para emplatar, hacemos una cama de fideos, encima el solomillo y rociamos con la salsa. Listo!!!
Esta mujer canta muy bien, verdad??
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