jueves, 14 de enero de 2021

GUISO MANCHEGO

 




De nuevo suenan las campanas de la Iglesia de mi pueblo anunciando que la tristeza en muchos hogares se ha adueñado de cada palmo, de cada alma. El tiempo, la vida y el mal no dan tregua. Las lágrimas han creado un  camino de no retorno en los rostros de muchos de nosotros. La capacidad de comprensión casi ha llegado a su fin. El esfuerzo por continuar supera nuestras energías. Y el mundo no tiene la culpa de seguir girando. Nosotros no somos culpables de seguir respirando; el miedo es insistente porque de forma cruel se aprovecha  de que somos conscientes de que todo puede ir a peor.

Las noticias, los titulares, el mundo de fuera que de vez en cuando dejamos entrar en nuestras casas nos recuerdan insistentemente que todo está mal. El coronavirus, las luchas encarnizadas entre los pueblos, la pobreza extrema de tantos millones de  habitantes de este planeta, el hambre, el frío o las sequías que matan a muchas más personas que un bichito que se nos ha colado en este nuestro primer mundo tan cómodo y lleno de luz. 

Nos obligamos a dejar entrar en nuestro sentir todo este aluvión de datos por la simple inercia de no vivir aislados, porque la información dicen, es poder y porque el conocimiento, también lo dicen, nos hará libres. Sin embargo cada vez vivimos más de espaldas a la tolerancia, el respeto, la solidaridad y la justicia social. De poco o nada sirve lamentarnos por lo que pasa en el mundo en general si ni siquiera somos capaces de ser medianamente solidarios con quienes tenemos de vecinos.

De pronto, casi asfixiada por tanta congoja incontrolable, el aire entra a raudales en mis pulmones. La sonrisa de mis hijas, la caricia de mi Santo, las miradas cómplices de mis hermanos, las risas de mis sobrinos, las palabras de consuelo de mis amigos me hacen asir con fuerza la tabla de salvación que la vida pone a mi disposición.

Partir de un sitio determinado y tener como objetivo llegar a otro puede ser una buena motivación. Pero quienes en estos momentos vivimos casi dando tumbos, ahora aquí, ahora allí, cada uno por sus propios motivos y circunstancias, debemos ir frenando casi en cada paso que damos para no caer en el precipicio. Soy consciente de la cantidad de personas que ahora nos sentimos así, como perdidos, como dentro de una gran pelota que no para de ir cuesta abajo.

Despido el año 2020 con esperanza, como vosotros. Pero quedará grabado en mi corazón para siempre. Igual que para vosotros. Empezó el año despidiendo a mi hermano Antonio. Siguió con el adiós a nuestro amigo Kico y terminó con el desgarro de la marcha de Tobías. Estos tres hechos  bajo la amenaza constante y las circunstancias extraordinarias que todos vivimos el pasado año. 

Nadie tiene la varita mágica. Pero ahora entiendo la placidez en el carácter de mis padres cuando se enfrentaban a situaciones duras. La adaptación al medio hace que cada vez seamos más tolerantes con el dolor. Quizás no todos tengamos esa capacidad o tal vez no en todos los momentos necesarios. Pero algo que he podido comprobar y que también queda grabado en mi corazón es lo cerca que he sentido a la gente cuando el dolor nos ha derrotado y lo cerca que me he sentido yo de quienes han pasado por esas mismas circunstancias. Dar calor, sentir calor. Dar ánimos, sentir el ánimo que nos dan los demás. Querer tocar, abrazar, consolar. Dejar que te toquen, que te abracen, que te consuelen. Renunciar durante un año a esos abrazos y consolarnos con las miradas....

Un año no es nada. Eso diremos dentro de diez. Hoy, en estos momentos, añoro la vida como era antes. Desearía que nada de esto hubiera pasado.  Pero he de decir que el bicho este de las narices se me ha quedado muy pequeñito ante las despedidas tan dolorosas que nos han tocado vivir. 

Pero es cierto que cada mañana sale el sol. Dejemos que nos envuelva en esa cálida sensación del sol de invierno. Cuidemos nuestra mente, nuestro cuerpo. Cuidemos a nuestras familias, a nuestros amigos. Seamos disfrutones con lo poco o mucho que tengamos. Hagamos de nuestro estar un buen sitio donde habitar. Al menos cómodo y agradable. Que nunca nos abandone la sonrisa. Pensemos en las veces que fuimos queridos por quienes se fueron. 

Guardaré para siempre la sonrisa de mi hermano Antonio, la alegría de Kico y la mirada de Tobías.


INGREDIENTES:


1 bote de garbanzos cocidos.

Bacalao desalado (la cantidad al gusto. Con 200 gramos es suficiente)

1 manojo de espinacas

1/2 barra de pan del día anterior

3-4 ajos

2 patatas

1 cebolla

Un puñado de almendras crudas peladas

2 tomates

2 huevos

Leche

Comino

1 hoja de laurel

Pimienta negra recién molida

Pimentón dulce de la Vera

Perejil

Garam Masala (opcional)

Aceite de oliva virgen

Sal 


PREPARACIÓN:

Para las bolitas:

Cortamos el pan en rodajas, reservamos dos de ellas y las otras las mojamos en leche. Escurrimos y unimos a los dos huevos que habremos batido. Añadimos un poco de pimienta recién molida, un pellizco de sal, garam masala y comino, además de dos dientes de ajo bien picados y unas ramas de perejil picadas.

Hacemos bolas con la mano o con una cuchara y las freímos en una sartén con el aceite bien caliente. Escurrimos y reservamos.

Para el guiso:

En la olla donde vayamos a hacer el guiso ponemos un poco de aceite y echamos la cebolla y dos dientes de ajo bien picados. Dejamos que poche un poco y añadimos las patatas cortadas en dados pequeños. Seguimos rehogando un poco más y le echamos el pimentón y el comino a gusto. Remover todo bien. Ahora le añadimos los tomates batidos. Dejamos que se haga un poco e incorporamos la hoja de laurel lavada y los garbanzos enjuagados. Dejar cocer unos 20 minutos.

En el aceite de freír las bolitas se fríen las dos rebanadas de pan reservadas y las almendras y después  majamos bien las dos cosas o lo pasamos por la batidora.

Es el momento de añadir las espinacas bien picadas, el majo y el bacalao desmigado. Dejar cocer unos 10 minutos. 

Servimos bien caliente y con las bolitas adornando el plato.




 A pesar de lo que pueda parecer, cada día pongo mi ánimo y mi sonrisa a disposición de quienes quieran disfrutar de ellos. Cada día disfruto más con el ánimo y las sonrisas de quienes me queréis tanto....


3 comentarios:

  1. Además de una excelente cocinera, eres una persona maravillosa. Una joya de amiga

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  2. Buen guiso para este frío y hermosas palabras para nuestra alma.♥️

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  3. Cuanto ha ocurrido desde tu último post!!! y no han sido acontecimientos felices la mayoría!!! brindo por tus sabias reflexiones y tu modo positivo de encarar el futuro!!! :)

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