Tengo una vitrina en casa que nos acompaña desde que habitamos esta nuestra humilde morada. Una vitrina que ni fú ni fá, que es agradable porque es discreta, que tiene más capacidad de la que aparenta y que a pesar de haber dado más de una vuelta por mi comedor, siempre ha quedado bien allí donde la hemos colocado.
Desde el sitio del sofá donde yo me siento (MI SITIO!), muchas veces, la mirada se me va hacia ella porque la tengo casi enfrente y me gusta recrearme en mis pensamientos que vuelan y vuelan y vuelan y ella, la vitrina, de vez en cuando me hace volver a la realidad. Una realidad agradable porque acoge muchos de mis cacharros que sirven para decorar mi mesa y presentar mis comidas. Cacharros que van desde los regalados, hasta los comprados en lugares lejanos y pasando por alguna reliquia que otra, fruto de la suerte de haber llegado a casa en momentos oportunos. Reconocerme en ellos supone calma para mi inquietud y alegría para los días de tristeza.
Pues oye, hasta hace unos días no me di cuenta de que la secuencia de las estanterías de mi vitrina variaba de las dos primeras a la tercera y cuarta, pasando luego a ser la misma en las dos últimas. Dos de un tamaño más pequeño, otras dos de un tamaño mayor y las dos últimas igual que las primeras. Coño, por eso no me cabían según qué bandejas en las pequeñas...!!!!. Y yo sin percatarme de su peculiaridad; luego exijo que la gente esté al tanto de las mías... No tengo remedio...
INGREDIENTES:
Bacalao salado
2 ó 3 naranjas
Aceitunas negras
Vinagre de vino de Jerez
Aceite de oliva virgen
PREPARACIÓN:
Receta sencilla donde las haya y conocida por casi todos. Es muy típica en Córdoba y os la pongo por si alguien no la ha hecho nunca. Está espectacular!!!!.
Hay que poner el bacalao en remojo al menos 24 horas cambiándole el agua de dos a tres veces. No sirve el bacalao fresco ni el que venden en las tiendas a punto de sal. Debe ser bacalao salado.
Pelamos las naranjas y las cortamos en rodajas. Hay gente muy exigente con la segunda piel blanca que envuelve la naranja, sin embargo a mi me encanta el punto de amargor que le da, así que no la "pelo" demasiado.
Una vez desalado el bacalao (hay que dejarlo en el punto justo de sal) lo desmenuzamos y ponemos sobre las naranjas. Rociamos con un poco de vinagre de Jerez y aceite de oliva virgen. Se puede acompañar de aceitunas negras. Yo en esta ocasión no le puse porque la comida que venía después era bastante contundente. Si es algo flojito, os aconsejo que las pongáis; le da mucha alegría al plato.
Veo con mis hijas muchas cosas en la tele. El viernes, Esther Arroyo, mujer impresionante que conozco personalmente, cantó esta canción que me hizo recordar lo mucho que me gusta.
Jajajaja...me meo contigo, de verdad...y me gusta mucho leerte y tus peculiaridades
ResponderEliminarLa canción me flipa y la peli más todavia.
Jajajaja...me meo contigo, de verdad...y me gusta mucho leerte y tus peculiaridades
ResponderEliminarLa canción me flipa y la peli más todavia.