"Encontrándose al borde de la muerte, Alejandro Magno convocó a sus generales y les comunicó sus tres últimos deseos:
- Que su ataúd fuese llevado en hombros y transportado por los propios médicos de la época.
- Que los tesoros que había conquistado (plata, oro, piedras preciosas... ), fueran esparcidos por el camino hasta su tumba, y...
- Que sus manos quedaran balanceándose en el aire, fuera del ataúd, y a la vista de todos.
Uno de sus generales, asombrado por tan insólitos deseos, le preguntó a Alejandro cuáles eran sus razones.
Alejandro contestó al general:
- Quiero que los más eminentes médicos carguen mi ataúd para así mostrar que ellos no tienen, ante la muerte, el poder de curar.
- Quiero que el suelo sea cubierto por mis tesoros para que todos puedan ver que los bienes materiales aquí conquistados, aquí permanecen.
- Quiero que mis manos se balanceen al viento, para que las personas puedan ver que vinimos con las manos vacías, y con las manos vacías partimos."
Hoy os he copiado esta cita exacta que he buscado en Google porque una de estas noches de insomnio lo escuché por la radio, me gustó mucho y lo tenía archivado en mi disco duro pero no demasiado claro.
Los que todavía seguimos el calendario escolar para estructurar nuestra vida, el mes de junio es el peor mes del año. Parece que todo acabe aquí. Es como si una fuerza invisible pero muy tenaz nos impidiera hacer nuestra vida normal y nos entregara a una especie de tormenta del desierto. En Sevilla este mes está siendo durito en cuanto a calor se refiere y yo, persona de invierno que soy, me revelo constantemente a la llegada de la canícula y más aún cuando todavía no le corresponde estar con nosotros.
Pues bien, la noche que escuché la lucidez de Alejandro Magno a la hora de despedirse de este mundo, no pude por menos que pensar que yo, cuando me despida (cosa que creo que será en un mes de junio...) no dejaré un último legado tan sentencioso y perecedero, porque mi legado espero y quiero que sea mi sonrisa, algo que quién nunca la haya visto, nunca podrá recordar...
INGREDIENTES:
1 coliflor
2-3 cebolletas
3-4 ramas de perejil
Comino
Curry
Orégano
Sal
Caldo de verduras
Aceite de oliva virgen
PREPARACIÓN:
Precalentamos el horno a 180 grados.
Cortamos en árboles medianos la coliflor; la enjuagamos y ponemos en la bandeja de horno.
Repartimos las cebolletas cortadas en juliana por encima de la coliflor.
En un bol mezclamos la sal, el orégano y el curry y lo espolvoreamos por encima de la coliflor.
Como la coliflor es una verdura que no tiene demasiada agua, yo le he puesto como 200 ml. de caldo de verduras que tenía para que esponjara un poco. No hace falta mucho.
Decoramos con las ramas de perejil, regamos con un buen chorreón de aceite y al horno durante unos 20-30 minutos o hasta que la verdura, al pincharla, nos parezca en su punto. Dependerá de vuestro horno. Cuidado con que no se queme por arriba!!.
Me gusta mucho esta canción.
Tu sonrisa seguro, pero más tu risa, eso si que es algo que te define y te precede. Seguro que quien te conoce no la olvidará! Un abrazo.
ResponderEliminarFeli, para mi eres única!!!
ResponderEliminarMaravillosa canción....
ResponderEliminarLa sonrisa es la distancia mas corta entre dos personas
Tu risa siempre la escucho...es tan hermosa, sonora y contagiosa que me encanta
Maravillosa canción....
ResponderEliminarLa sonrisa es la distancia mas corta entre dos personas
Tu risa siempre la escucho...es tan hermosa, sonora y contagiosa que me encanta