Hay personas en tu vida que sin tenerlas muy a mano pero sin saber muy bien por qué, forman parte de nosotros, se agarran a nuestros sentimientos,se alojan en ellos y pase el tiempo que pase sin vernos y a pesar de tener vidas diferentes y alejadas, van recorriendo con nosotros el mismo camino de la vida...
De la misma forma, hay gente que teniendo relaciones continuas con ellas casi desde nuestro nacimiento, poco o nada nos aportan...
Y luego está la vida que nos lleva y nos trae a unos y a otros a su antojo haciéndonos subir en ocasiones cuestas imposibles o bajar pendientes vertiginosas.
Y en ese caminar a veces plácido, a veces tortuoso, de pronto te encuentras con algo para lo que nunca se está preparado. Una lucha encarnizada entre la vida y la muerte. Una montaña rusa que te sitúa en el infierno de la misma manera que acaricias el cielo. Y estés donde estés en esos momentos, tanto en el cielo como en el infierno, el dolor te desgarra las entrañas. Lo más profundo de nuestro ser se convierte en algo tan vulnerable como el rocío de la mañana que desaparece con los primero rayos del sol naciente. Dejas de ser tú para convertirte en nosotros. Dejas de ser actor protagonista para convertirte en el actor secundario de la peor obra de teatro. Y el "piii-pii-piii" de una máquina que sostiene artificialmente la vida de tu hijo martillea el cerebro de todos. Y esa llamada de teléfono de madrugada supone un punto de inflexión en tu vida. Ya nada volverá a ser como antes. La caída brusca del telón ha marcado el final de tu vida anterior y si todo va como debe, el telón volverá a marcar el principio de otra vida, porque a pesar de todo, ese telón volverá a subir. Y será una vida diferente. Muy diferente.
No es difícil empatizar con unos amigos que ahora viven en la UCI de un hospital. No es nada difícil imaginar su dolor, como tampoco es difícil sentir el nuestro, porque el suyo, y aunque podamos imaginarlo, jamás llegaremos a saber cómo es. Sólo quienes hayan pasado por esa triste situación podrán hacerse una idea.
Y aquí, todos los dioses del universo se alían para acompañarles, para pedir por ese niño que, estoy segura de ello, va a salir bien de esta maldita pesadilla, para mandar todas las energías positivas, para, a pesar de tener que seguir con nuestras vidas y estar lejos de ellos, hacer que perciban un poco de todo lo mucho que deseamos que ésto acabe bien.
Y claro, seguimos en el trabajo, en la casa, en el instituto o la facultad; seguimos riendo, porque el día da para todo; seguimos alimentando nuestro cuerpo y seguimos respirando. Teniéndolos todo el día en la mente, seguimos haciendo nuestra vida, la que ahora es plácida y cómoda; normal y agradable. Pese a que las suyas se han parado frente a la cara de un médico a la que analizan hasta el último gesto para ver en ella una mínima esperanza que les ayude a seguir, nosotros continuamos viviendo. Seguimos aquí y ellos allí. La vida se les ha paralizado durante un tiempo y la nuestra sigue rodando. La vida les está enseñando su cara más trágica y horrible.
Y de algo estoy muy segura. Cuando todo termine, este niño tendrá en sus padres, como siempre, a sus mejores aliados. Este niño podrá sentir un orgullo tremendo por la actitud de dos personas entregadas en cuerpo y alma a su recuperación. Este niño y mis amigos, cuando todo termine, habrán vivido una experiencia que les habrá hecho crecer como personas. Este niño, mis amigos, su hermana, sus abuelos, sus tíos, sus primos y todos los que le quieren, volverán a sonreír a la vida. Y nosotros, sonreiremos con ellos. Y nos encantará verlos en verano. Y nos dará pena separarnos. Mientras tanto, queridos míos, debemos seguir caminando; debéis mantener esa fuerza, empuje y energías que tanto necesita vuestro hijo. Todo terminará bien, seguro...
INGREDIENTES:
Ya os he comentado en muchas ocasiones que la cocina de aprovechamiento es uno de los mejores esfuerzos que podemos hacer por nuestro equilibrio económico y ecológico.
Hice el otro día unas verduras al horno (cebolla, pimientos, berenjenas y calabacín; todo salpimentado y aderezado con las hierbas que os apetezcan), y sobró un poco. No lo suficiente para poder comer los cuatro pero sí si lo hacía de esta manera.
Resto de verdura asada
4 rebanadas de pan (bueno!!)
1 ajo
Mayonesa
Perejil
Semillas de sésamo
PREPARACIÓN
Ponemos el horno a calentar a 180 grados.
Pelamos el ajo y lo restregamos por las rebanadas de pan. A continuación, del caldo que suelta la verdura asada, rociamos la base del pan y vamos colocando la verdura sobre él. Terminamos con poco de mayonesa, el perejil espolvoreado y las semillas de sésamo.
Ponemos en la bandeja de horno, calentamos y doramos unos minutos.
Lista una cena rica y saludable.
Bueno, es una canción de amor dedicada a ellos....
Hija Feli, cuanto sentimiento en esta entrada. Ojalá y todo salga bien y ese niño muy pronto esté en su casa y todo sea como una mala pesadilla, seguro que así será.
ResponderEliminarLa cocina aprovechamiento siempre triunfa, que buena tosta has preparado. Un beso
Ojalá qierida, ojalá los dioses del universo nos atiendan. Todos los días acudo a ellos, les imploro y les pido que pase esta pesadilla. Os queremos. Te queremos pequeño. ..
ResponderEliminarAyyy con el día que llevo me hiciste llorar, espero de todo corazón que el niño se reponga y sus padres puedan descansar... Todas mis buenas energías viajan cada día a Barcelona, suerte en este mal sue;o queridos
ResponderEliminarEres un libro abierto me encanta compañera de baile esperemos bailar este año jaja
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