jueves, 14 de marzo de 2019

ALBÓNDIGAS DE LENTEJAS



Mi profesora de Yoga nos insiste mucho en que seamos conscientes de que la base de la felicidad está en la adaptación al medio. Es cierto que no hay que ser muy listos para saber que mientras más aceptemos nuestro entorno y nuestras circunstancias, más calmados y en paz nos sentiremos con la vida, teniendo en cuenta siempre que ese medio puede cambiar de un día para otro y de nuevo tendremos que volver a aceptar el cambio y lo que el cambio nos traiga.

Mi madre murió de un infarto fulminante en los brazos de mi hermana Ampari y los míos. Al trauma lógico de perder a la persona que te dio la vida, le unes el dolor por su marcha, porque a partir de ese momento y como entiendo que le pasa a todo el mundo, la vida deja de ser lo que fue. Y en este caso concreto, a todo lo demás, yo tengo que unirle el miedo que generó en mí por darme cuenta de forma tan brusca que igual que estamos, en cuestión de minutos, dejamos de existir. Y para alguien como yo que soy un poco hipocondríaca (ya os lo he contado en más de una ocasión), desde ese día, cada vez que siento un dolor cerca del pecho, creo que voy a morir.

Tan es así que he debido crear unos mecanismos de defensa muchas veces basados en la guasa. En más de una ocasión me he ido directa al espejo del baño para decirme en voz alta que, "venga, que te dé ya el joío infarto, que me tienes muy hartita, Feli, coño!!". Y en determinadas rachas, valerianas van, valerianas vienen.

Contaros ésto no deja de ser otro mecanismo de defensa, porque este cambio de invierno a primavera remueve todos los fantasmas que me rodean y aunque presumo de ser una persona adaptada al medio, cuestiono todo y a todos. No me gusta nada la llegada de la primavera. Mejor dicho, a mi cabeza y a mi cuerpo no les gusta nada de nada...

Y después de reflexionar tanto y tanto sobre la "insoportable levedad del ser", concluyo en la realidad aplastante a la que nos enfrentamos ante el poder que tiene nuestra mente. Es tan impresionante que puede mover montañas, cambiar designios propios y ajenos, ser felices y hacer felices a los demás, destruir al de enfrente y destruirte a ti mismo.

Y sólo os hablo de una mente "normal", común, sin problemas. Ni siquiera voy a entrar a analizar cuando a una persona la machaca una enfermedad mental. Machaca sin compasión a esa persona y a todo su entorno. Y como una  es mayor, más de un caso ha visto ya.

Hace unos años dejé de ver telediarios cada día, dejé de escuchar la radio tantas horas y salí de facebook como alma que lleva el diablo. La experiencia de esta red social fue tan negativa que todavía hoy sigo arrepentida de algunas cosas que dije y alucinada por otras tantas que me dijeron. Y las noticias, cuando descubrí que la imparcialidad no existe o está totalmente moldeada y entregada al símbolo del dólar, dejé de creer en todos los periodistas que hasta entonces  habían alumbrado mi ignorancia. La primera decepción, El País. Un periódico compañero en el despertar de esta España nuestra a la vida y de pronto, él y todo el grupo Prisa, entregados al mejor postor. Comprobé de primera mano cómo se miente, cómo se tergiversa y cómo se intenta manipular una realidad que a la finiquita, es tozuda y tenaz.

Pero en el camino, han sembrado tanto daño, tanta inquina, tanto desprestigio de la política y de quienes creemos en ella, que no es nada extraño escuchar por boca de alguien que no opina como tú que eres vil, engreída, interesada o miserable. 

Y a las puertas de las que yo creo que son las Elecciones Nacionales más trascendentes en mucho tiempo, esta mente mía que va y que viene, que viene y que va, en un intento desesperado de adaptación al medio, procura entender, respetar, compartir y a veces gritar sin desgarrarse en el camino, porque parecía que no, pero las ilusiones pueden ser efímeras y finitas. Y si todos encerramos en la ostra esa que tanto cuidamos el respeto por los demás, careceremos de herramientas útiles, porque ante la maldad es muy difícil la defensa.

Ya veis qué estragos hace en mi la primavera...., y los políticos ineptos e indecentes, y el entorno pasota y egoísta, y la gente que sólo se encarga de defender su culo sin importarle el culo de los demás... Un lío...., un tremendo lío!!!.


INGREDIENTES:

1 bote de lentejas cocidas de 400 gramos
2/ 3 zanahorias
Un manojo o dos de espinacas frescas
1 cebolla
2 huevos
3/4 dientes de ajo
Pan rallado
Comino molido
Sal
Pimienta negra recién molida
Albahaca
Cilantro
Zumo de 1/2 limón
8/10 aceitunas negras sin hueso
Queso de cabra

PARA LA SALSA:

1 ajo
Hierbabuena
Zumo de medio limón
2 yogures griegos naturales sin azúcar
Aceite de oliva

PREPARACIÓN

Lavamos las espinacas, cocemos y escurrimos.

En una sartén, ponemos un poco de aceite y rehogamos la cebolla y 2/3 ajos cortados en pequeño. Añadimos cuando la cebolla transparente las espinacas, rehogamos unos minutos, apartamos y reservamos.

Lavamos las lentejas en un colador y las pasamos por la batidora añadiendo las zanahorias ralladas, 1 diente de ajo, el comino, el cilantro, la albahaca, las aceitunas, sal y pimienta. Cuando esté hecho puré, le sumamos las espinacas rehogadas y terminamos de unir todos los ingredientes con la batidora.

Batimos los huevos y añadimos al puré que hemos hecho, más 3-4 cucharadas de pan rallado. Amasamos.

Precalentamos el horno a 180 grados.

Vamos haciendo las bolas de las albóndigas introduciendo en el centro de cada una de ellas un trozo de queso de cabra (bueno!!!). Damos forma, pasamos por pan rallado y vamos colocando en la bandeja del horno sobre papel sulfurizado.

Cuando estén todas, introducimos la bandeja en el horno y dejamos que se hagan durante unos 15/20 minutos. Dependerá del grosor de vuestras albóndigas.

Mientras, vamos haciendo la salsa que acompañará a nuestras albóndigas. Batimos todos los ingredientes que hemos dicho: el ajo, la hierbabuena, el zumo de limón, el aceite, los yogures y un poco de sal. Lista!

Para emplatar, podéis poner las albóndigas en una bandeja y la salsa en un cuenco para que cada comensal se sirva a su gusto. 

Yo las acompaño de una "Ensalada Nachi" que la tenéis en mi blog.




Qué bonita, verdad???. Reconforta... 

Se la dedico a los incrédulos.




1 comentario:

  1. Que relax de música tiene q estar riquísima las almondiga de lentejas no sabía q tu madre murió de infartó q fuerte y pena mi madre nos dice q está cansada de vivir la comprendemos son muchos años 96 se ve cada vez más limitada pero nosotros nos gusta tener en la boca la palabra mamá

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