Vaya por delante que creo que la maternidad, el sexo y la comida sana impuesta por los pijipis, están sobrevalorados (entre otras muchas cosas...).
La comida sana porque creo que el sentido común impera en la gran mayoría de las casas y si no se come mejor es porque las ofertas de Carrefour son muy necesarias entre la inmensa mayoría de personas que no pueden permitirse los huevos ecológicos o los pollos de corral.
El sexo porque casi todo el mundo que presume tanto seguro que es porque disfruta poco.
Y la maternidad, porque es algo tan inherente a la vida y tan natural, que aunque no está mal que se valore ese papel en nuestra sociedad, tal y como hoy en día se entiende, a mi no me gusta nada. Somos madres acaparadoras, que queremos ir siempre por delante de los hijos para solucionarles los problemas y parece que queramos más a nuestros hijos que nadie. La maternidad para mí es parir, ayudar a crecer creando cimientos sólidos y dejar volar. Ahora nos cuesta muuuucho romper el cordón umbilical, cosa que perjudica sobremanera a nuestros hijos.
Pero dejando ésto muy claro, confesando que también soy madre "agonías", como si de una empresa se tratara, a veces hago balance de situación final. Cerrar el año contable para saber a qué nos enfrentamos el próximo. Y allí donde las cuentas demuestren desfases, centrar nuestros esfuerzos para que vayan a mejor.
8.30 h. de un martes cualquiera hace unos 9 años en mi casa.
- Candela, vístete; Candela, toma el desayuno, Candela has preparado la mochila?, Candela, Candela, Candela....
Una vez todo organizado, la menda, Candela y mi perra Mori bajamos las escaleras (un tercero sin ascensor!) a toda pastilla porque nos queda una caminata de media hora hasta llegar al colegio.
Cuando ya vamos por la calle, mi niña Candela me dice:
- ¿Mamá, has cogido el papel?
- Ay señor Candela, ¿qué papel, por diossss?!!! (yo, como podéis imaginar, a punto de estallar!!!...)
Y Candela, con una carita que siempre recordaré, me dice:
- El que te envuelve, bombón!!!!
Jajajajaja!!!. Así es mi Candela. Cuántas risas nos echamos juntas; y cuántas lágrimas, porque no todos los hijos son iguales,porque la forma de ser de cada uno debería ser intocable, porque no podemos pretender que sean lo que queremos. Tarde más o tarde menos, su propia personalidad sale a flote de cualquier tormenta por muy profundo que sea el mar. Amar en el respeto debe ser tarea obligatoria para todos, padres e hijos.
Candela es una niña "trabajosa". Sí, trabajosa. Ella demanda mucha atención y sus cosas inundan nuestra casa. Su música, sus guitarras, sus bailes por el pasillo, sus amigos que danzan al son que ella nos marca contándonos su salida del día anterior, sus clases en el instituto que han ayudado tanto y tan bien a forjar su personalidad. Su Shawn Mendes que es omnipresente....
Cuando en uno de esos balances que os he comentado antes, mi Santo y yo descubrimos que Candela requería una atención especial y conseguimos (con mucho trabajo, eh!) que la tuviera, de pronto y como si de un pato convertido en cisne se tratara, Candela empezó a brillar con luz propia.
Y ya lo creo que brilla. Quizás no en el sentido que podáis estar ahora pensando. Sí en el que yo me propuse como madre.
Educar en conciencia ha sido para mí una obsesión desde que nació Arelisa y que se afianzó, más si cabe, cuando llegó Candela a casa.
Es mucho más fácil criar en la comodidad de quienes tenemos todo cubierto: casa, comida y necesidades básicas. Es mucho más fácil hacer que nuestros hijos no pasen por las mismas necesidades que pasamos nosotros. Es mucho más fácil apagar la televisión cuando las noticias, casi siempre malas, aparecen a la hora de nuestro relajo. Es mucho más fácil ocultar la posibilidad de que su mundo pueda cambiar. Es muy fácil ocultar que ese mismo mundo, el suyo, para otras personas que no han tenido la misma suerte que ellas es horrible, crudo, áspero, injusto y doloroso. Basta con mirar algunas veces a los vecinos de enfrente. No hay que irse muy lejos.
Crear conciencia social en nuestras hijas es una tarea que Mingo y yo nos hemos encomendado no porque su suerte pueda cambiar, que también, pero no. Fundamentalmente es para que aprendan a valorar lo que tienen y sepan que a la vuelta de casa, hay mucha gente que sufre injusticias y necesidades.
Y hoy siento el orgullo de una madre ocupada en la crianza de sus hijas pero que no ha perdido el horizonte de ser persona. Porque en el respeto al espacio que todos nos debemos está la grandeza de ser independientes y autónomos pero con la mirada siempre fija en crear hogar. Crear un hogar a imagen y semejanza de todos los miembros que habitan en él y no convertir la casa en un sistema dictatorial donde mandan los hijos.
Candela, a veces cuando la escucho argumentar sus "síes" o sus "noes", es como si estuviera escuchando a mis padres. Su madurez y conciencia de ser quien es y de vivir donde vive, es el mayor regalo que su padre y yo le hemos podido hacer. El mismo que mis padres me hicieron a mi.
Candela es entregada pero exigente. Apasionada pero prudente; cómoda pero voluntariosa. Candela es un torbellino de los que hacen que el mundo se mueva. Una persona necesaria.
Gracias mi niña por existir. Gracias por ser como eres. Gracias por querernos y gracias por dejar que te queramos. Eres un ser especial que brilla en este universo que cada día vamos creando y viviendo. Acabas de graduarte en el Instituto, tu segundo hogar en estos últimos 6 años. Ahora empiezas otro camino que te servirá para seguir creciendo como persona, intelectualmente pero sobre todo humanamente. No tengas miedo que aquí estaremos cuidándote, como siempre, para siempre...
INGREDIENTES:
Relleno de GYOZAS (mirar receta en este blog).
2 paquetes de bacon ahumado
Para la salsa de fresas:
1/4 de fresas maduras
1 cucharada de azúcar
Un poco de agua
PREPARACIÓN
Podría decirse que este plato es un plato de aprovechamiento. Me sobró relleno de gyozas y lo aproveché al día siguiente para preparar esta cena tan estupenda.
En un recipiente de horno vamos poniendo las lonchas de bacon de forma que queden fuera parte de ellas para cerrar el pastel. Echamos la masa de las gyozas sobre el bacon, cerramos (si os hace falta podéis poner algunas lonchas más por encima si no cierra del todo) y al horno unos 20 minutos o hasta que esté dorado.
En un cazo ponemos el azúcar y dejamos que caramelice, añadimos las fresas cortadas en rodajas y un poco de agua. Damos vueltas hasta que queden todos los ingredientes integrados y quede una salsa apropiada para acompañar el pastel.
A comerrrrr!!!!
Esta es mi niña Candela....
Y éste su amor platónico....
Felicidades a tu Candela y para vosotros también porque en definitiva su felicidad es nuestra alegría, cuando van creciendo y tu ves como se van encaminando en la vida, es cuando sientes el placer de haber hecho tu "trabajo"como madre en mi caso... muy requetebién, aunque incomprendida a veces...
ResponderEliminarEnhorabuena familia ‼️‼️‼️‼️😘😘😘😘😘😘😘😘
A quien va a salir tu niña Candela??.. a su madre, un torbellino como su madre. Si, sí, en otro cuerpo con otro carácter pero sí, como tú. Madre mía lo de palabras que tienes hija...!! Muy bien escritas por cierto!! Y sí, es verdad que aunque intentamos forjar el futuro y la persona de nuestros hijos, es incobtrolable que su personalidad salga a flote.... Normal, yo siempre digo que son muchas mezclas de genes las que traemos al mundo cada uno...!!
ResponderEliminarEn fin querida, creo que podemos estar orgullosas de nuestros niñ@s, con sus defectos y sus virtudes. Siempre intentamos hacerlo todo con el fin de que que sean unas buenas personas que creo que es lo que importa de verdad en esta vida. Un besote.
La receta tiene una pinta estupenda. Como todo lo que haces!!
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